Destino... ¡Win!

Me tocó beberme un trago amargo hasta final. A veces la vida no nos parece justa pero si la revisamos en profundidad, hay algo de lógica. Muchas veces tenemos que reconocer que somos artífices de nuestro futuro, pero hay otras veces que el destino nos conduce por lugares que no desearíamos transitar.

Mi destino y yo hemos tenido encuentros duros, siempre enfrentándonos uno contra el otro, yo tratando de vencer la recurrencia, pero el destino siempre me vencía, es imposible ganarle. Lo intenté en varias oportunidades, pero no tuve éxito.

Hoy he sido derrotado en complicidad de mi propio error, el destino aprovechó mi inexperiencia, pero honestamente, aunque yo erré, fue el destino el mayor componente de mi derrota.

Esta vez me dejó fuera de combate, tirado en la lona, sin deseos de volver al ring, ya siento miedo de enfrentarme a él, sabe moverse, golpea duro y en donde presiente que dolerá más. ¡Qué luchador! Este tipo es tremendo, un púgil invencible.

No quiero levantarme, ya tuve suficiente, es mejor decir aquí corrió que aquí murió, lo que quieras, quiero. Siento todos los golpes en el rostro y en el cuerpo, fue una masacre.

A pesar que le metí tremendo golpe sobre el final a ese maldito, la pelea terminó y me sacaron la mierda. Quisiera que alguien me hubiera ayudado a salir de ese ring, pero tuve que hacerlo arrastrándome sin ayuda.

Allí quedé tirado en un rincón y no veo a alguien que se acerce a auxiliarme. Siempre afrontando mis problemas solo, no veo nada heroico en esto.

No sólo estoy triste... estoy deprimido.