Amante a la antigua

Poco a poco la resignación se apodera de mi corazón, el fuego que ardía en mi pecho como mil soles comienza a extinguirse. La mente entra en acción y sus razones son más fuertes día a día.

Me quedé atado al pasado, con valores de tiempos que no volverán. No soy capaz de adaptarme a los nuevos gustos, a las nuevas modas o a las nuevas tendencias.

Aún sueño que la poesía y la prosa conquistan el amor de una mujer, cuando la realidad es que prefieren la frase de una línea compartida en su muro.

Pensé que entregar el corazón desde el primer intento era una muestra de verdad y de entrega, pensé que todavía existía el amor a primera vista, pero esto sólo asusta a una mujer y lo sienten como un engaño para obtener un vano placer. Prefieren las migajas en lugar del pan.

Las cartas de amor y los regalos enviados hasta a otro país, no tiene razón de ser cuando ya existe la mensajería instantánea, con las ventajas  que la tecnología nos brinda, con la superficialidad de la rapidez. En esta época es preferible lo que cualquiera puede hacer a lo especial.

Un lindo rostro, una bonita figura o simplemente una pose atractiva es superior al esfuerzo, a la realidad. No puedo creer que preparar todo un escenario o un conjunto de sucesos y compartirlo con quien uno quiere, no sea valorado o al menos revisado.

Ya no existen mujeres que busquen el romance, aunque lo repitan mil veces, pues se pueden decir tantas cosas, pero los actos reflejan otra realidad.

No hay una mujer para mi, los tiempos han cambiado. Me marchito en silencio bajo la luz del sol, mientras todos florecen y palpitan la vitalidad de la modernidad.

Cuánto quisiera ser del montón, como los demás, para tener tu aprecio. Ser diferente significa ser olvidado y mal visto.



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