Si esto no es amor
¡Dios mío! Te extraño más que antes, esto ya es un incendio. El fuego, en lugar de disminuir con el tiempo, ahora abraza cualquiera de mis pensamientos.
Las semanas pasan sin detenerse, las plantas continuan su crecimiento y la ciudad que nos vio pasear por sus calles, sigue fluyendo en su inevitable ciclo de expansión.
Las flores que hace un mes brotaron, hoy ya no existen, y las hojas de sus plantas han caído marchitas al suelo. Los polluelos siguen naciendo de sus madres, los niños van a la escuela a aprender y cada día aumentan sus conocimientos.
Las semanas pasan sin detenerse, las plantas continuan su crecimiento y la ciudad que nos vio pasear por sus calles, sigue fluyendo en su inevitable ciclo de expansión.
Las flores que hace un mes brotaron, hoy ya no existen, y las hojas de sus plantas han caído marchitas al suelo. Los polluelos siguen naciendo de sus madres, los niños van a la escuela a aprender y cada día aumentan sus conocimientos.
Las estaciones se transcurren una tras otra, el verano ha dejado su espacio para el otoño, el cielo está ahora nublado por las tardes y el viento frío de las montañas cae sobre la población, obligándonos a arroparnos.
Los viejos, que parecen iguales todo el tiempo, deben afeitarse o bañarse para aparentar su uniformidad característica. Todos ellos obedecen a la ley de la vida, siempre en permanente cambio, aunque sólo apreciemos los detalles.
Aún las casas que constituyen la urbe están cambiando. Veo algunas con nuevos colores, otras con más hollín, las de allá con fachadas polvorientas o pintadas, y las hay con publicidad sobre sus paredes.
Hasta lo que nos parece más resistente, como los cantos rodados o piedras, que ocasionalmente nos encontramos en el camino, son alteradas por las lluvias, presentando algo de óxido en su superficie y cambian su posición por las vibraciones sobre el suelo o simplemente por la mano del hombre.
Pero hay algo inmutable que no se corroe con la humedad, que no lo erosiona el viento, que no se corrompe con el tiempo, no está sujeta a la evolución o pueda ser alterada por acción del hombre o por alguna fuerza geológica, ni aún los microbios y demás criaturas infinitamente pequeñas pueden alterar esto que es inalterable.
El cariño que siento por ti nunca será diferente. Lo he almacenado en un lugar donde ningún elemento podrá alcanzarlo y permanecerá ahí hasta que algún día, con la llave que sólo tu tienes, desees tomarlo.
El cariño que siento por ti nunca será diferente. Lo he almacenado en un lugar donde ningún elemento podrá alcanzarlo y permanecerá ahí hasta que algún día, con la llave que sólo tu tienes, desees tomarlo.
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