Dijo Jesús a sus discípulos: «Haced una comparación y decidme a quién me parezco».
Dijóle Simón Pedro: «Te pareces a un ángel justo».
Díjole Mateo: «Te pareces a un filósofo, a un hombre sabio».
Díjole Tomás: «Maestro, mi boca es absolutamente incapaz de decir a quién te pareces».
Respondió Jesús: «Yo ya no soy tu maestro, puesto que has bebido y te has emborrachado del manantial que yo mismo he medido».