Stephen Hawking: "No hay vida después de la muerte"

Stephen Hawkins comentó a The Guardian en 2011dc:

Considero que el cerebro es una computadora que deja de funcionar cuando sus componentes fallan.

No hay cielo o vida después de la muerte para las computadoras dañadas. Ese es un cuento de hadas para personas que le temen a la oscuridad.

Dijo Simmias a Sócrates en la obra Fedón (o del Alma) de Platón en 385ac:

"Porque podría decirse lo mismo de la armonía de una lira, de la lira misma y de sus cuerdas: esto es, que la armonía de una lira es algo invisible, inmaterial, bello, divino; y la lira y las cuerdas son cuerpos, materia, cosas compuestas, terrestres y de naturaleza mortal. Después de hecha pedazos la lira o rotas las cuerdas, ¿podría alguno sostener, con razonamientos iguales a los tuyos, que es preciso que esta armonía subsista una vez rotas la cuerdas; que las cuerdas, que son cosas mortales, subsistan después de rota la lira; y que la armonía, que es de la misma naturaleza que el ser inmortal y divino, perezca antes que lo que es mortal y terrestre?
 

(...) Como nuestro cuerpo está compuesto y es mantenido en equilibrio por lo caliente, lo frío, lo seco y lo húmedo, nuestra alma no es más que la armonía que resulta de la mezcla de estas cualidades, cuando están debidamente combinadas. Si nuestra alma no es otra cosa que una especie de armonía, es evidente que cuando nuestro cuerpo está demasiado laxo o demasiado tenso a causa de las enfermedades o de otros males, nuestra alma, divina y todo, perecerá necesariamente como las demás armonías, que son consecuencia del sonido o efecto de los instrumentos; mientras que los restos de cada cuerpo duran aún larto tiempo; duran hasta que se queman o se corrompen.(...)

Después de un largo debate, Sócrates concluye con Simmias:

"Pero, repuso Sócrates, ¿no vemos prácticamente que el alma hace todo lo contrario; que gobierna y conduce las cosas mismas de que se le supone compuesta; que las resiste durante casi toda la vida, reprendiendo a unas más duramente mediante el dolor, como en la gimnasia y en la medicina; tratando a otras con más dulzura, contentándose con reprender o amenazar al deseo, a la cólera, al temor, como cosas de distinta naturaleza que ella?"

Platón