Hazme olvidarla
He llorado cinco noches con sus días por la mujer que un día estuvo entre mis brazos.
No puedo borrar su recuerdo pero he querido hacerlo. Fue la casualidad la que quizo que de forma inesperada conociera a una joven, y como si del destino fuese su obra, volviese a cruzarme en su ruta, debajo del puente desde donde recuerdo a mi amada.
Fueron tres horas de una apasible tarde de un nublado domingo, la conversación fluía entre ella y yo. Pero la monotonía de mi ánimo, el recuerdo por aquella que partió, me impidió liberar mis sentimientos, que siguen atados a ella.
Y aunque sé que ya no tengo ninguna oportunidad, no puedo evitar dejar de esperarla, como si en algún día lejano pueda existir un nosotros. Pero ya en mi mente, quizá inconcientemente, escuchaba la lógica del olvido y de un nuevo amor.
No puedo borrar su recuerdo pero he querido hacerlo. Fue la casualidad la que quizo que de forma inesperada conociera a una joven, y como si del destino fuese su obra, volviese a cruzarme en su ruta, debajo del puente desde donde recuerdo a mi amada.
Fueron tres horas de una apasible tarde de un nublado domingo, la conversación fluía entre ella y yo. Pero la monotonía de mi ánimo, el recuerdo por aquella que partió, me impidió liberar mis sentimientos, que siguen atados a ella.
Y aunque sé que ya no tengo ninguna oportunidad, no puedo evitar dejar de esperarla, como si en algún día lejano pueda existir un nosotros. Pero ya en mi mente, quizá inconcientemente, escuchaba la lógica del olvido y de un nuevo amor.
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