Desde el fondo de mi corazón
Vuelve la melancolía en una mañana de miércoles... Despierto con esa sensación nostálgica que no me deja salir de la cama, sólo quiero sentir el calor de mis frazadas y me envuelvo entre ellas con la esperanza de llenar aquel sentimiento de soledad.
Los minutos pasan, imagino un futuro diferente con una mujer muy especial. Esta irrealidad de mis pensamientos me llevan a un mundo alternativo, donde ella y yo descendemos esquiando por un gran nevado del hemisferio sur.
Pero el gozo que siento mientras mi imaginación vuela, no dura todo lo que quisiera. Mi lado pragmático se impone como un sargento a su regimiento y acaba con mis sueños, entonces salgo de la cama con un pensamiento fijo: yo ya no pertenezco a su vida.
El corazón y todos los sentimientos que de este florecen, se han debilitado hasta el punto de ser doblegados por mi mente. Este órgano tan precioso está emanando tristeza lentamente, como una estrella que se extingue mientras consume toda su energía.
Los latidos se suceden uno tras otro, pero a tanta distancia entre ellos, que parece que cualquiera de estos podría ser el último. Sus sonidos ya no golpean en mi pecho, ahora sólo son susurros, casi me parecen ecos, son el recuerdo de un breve pasado.
Puedo sentir su letanía, sus últimos alientos, como si el silencio fuese el grito más desesperado que este corazón puede dar. Pero es mejor dejar de sentir, aún si aquel grito se ahogase bajo el océano y sólo las burbujas llegasen a la superficie.
Quiero su deceso, que se apague su voz para siempre, porque el amor y el desamor sólo son expresiones extremas de las emociones. Son deseos, pasiones, que sólo traen dolor a mi ser.
(Hermoso video de Roberto Carlos. ¡10 puntos!)
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