Preferir animales a humanos
Nada más iniciar la lectura del libro "La conquista de la felicidad" de Bertrand Russell, en la hoja siguiente al Prefacio, encontré la siguiente cita:
Creo que podría transformarme y vivir con los animales. ¡Son tan apacibles y dueños de sí mismos!Me paro a contemplarlos durante tiempo y más tiempo.No sudan ni se quejan de su suerte, no se pasan la noche en vela, llorando por sus pecados, no me fastidian hablando de sus deberes para con Dios.Ninguno está insatisfecho, a ninguno le enloquece la manía de poseer cosas.Ninguno se arrodilla ante otro, ni ante los congéneres que vivieron hace miles de años.Ninguno es respetable ni desgraciado en todo el ancho mundo.
Walt Whitman
Me recordó a cierto trastorno que veo generalizado, principalmente entre el género femenino, donde prefieren relacionarse con las mascotas que con los seres humanos.
Justamente ayer venía por la calle muy de noche a mi casa, encontrando lo de siempre: comida para perros en la calle y agua en jarrones. ¿Por qué no dejan plátanos o pan para que algún miserable lo coja y se alimente? Sin embargo prefieren alimentar a los animales citadinos.
Lo curioso es que en todas las noches, durante el recorrido por las calles para llegar a casa, solo en una noche vi un jauría, gatos regularmente y más seguido a mendigos recogiendo basura de los basureros.
Recordé lo que escribió Platón en su diálogo Fedón sobre la misantropía. Y cada vez me convenzo más que la gente se volvió resentida con sus congéneres. ¡Vamos! Que prefieren luchar por el albergue para perros callejeros, que por el albergue para mendigos.
No digo que la vida de un humano o la de un animal sea inferior o superior a la otra, porque una vida, en tanto vida, no es más vida en un ser viviente que en otro. A lo que voy es a la hipocresía de la gente, de sentirse superiores o altruístas o naturalistas o espirituales o evolucionados o sensibles, solo por creer que los animales son mejores que los humanos. Hasta hay quienes les dicen a sus mascotas "hijos".
Entre las frases típicas de estos "amantes" de los animales tenemos:
"Cuanto más gente conozco, más quiero a mi perro".
"Si no te gustan los animales, no me interesas como persona".
"Confío más en los animales que en las personas".
"Quien no ama a los animales, no puede ser buena persona".
"Si nunca has tenido un perro, no sabrás lo que es que te den cariño sin pedirte nada a cambio".
De esa última línea solo diré: ¿El que la redactó y quienes la aprueban, no tuvieron madre o padre o abuelos o tíos? En fin... Todas las citas están claramente llenas de resentimiento hacia nuestra especie.
Para los que ven en los animales un ejemplo o modelo a seguir, déjenme recordarles que un animal no haría distinción entre un humano y otro animal, solo los "superiores", (mejor dicho los hipócritas o misántropos) son quienes lo hacen. Es más, un animal libre no elegiría a un humano, elegiría a otro de su especie.
Se dice que son muy cariñosos, pero es que no tienen más opciones porque las puertas de la casa donde viven están cerradas, entonces su mundo no es otro más que una casa o un departamento, y no conocen más seres vivos que aquellos que viven en ese domicilio.
Si te interesa la adopción de un animal callejero, adóptalo y déjale
la puerta de la casa abierta para que salga cuando quiera. Veamos qué tanto te
encariñas con este animal al ver que no es exclusivamente tuyo, al saber que este animal tiene la decisión de ir o venir a tu casa... y también a otras casas, y también ser amigo de otras personas.
Alguna vez acompañé a cierta mujer, que prefirió darle la comida que traía en su cartera a un perro callejero, que a un mendigo cobijado en la misma calle, 30 metros antes del animal.
El
caso más patético que recuerdo en este momento, es aquel que sucedió
hace un mes, cuando una niña de 4 años fue asesinada por el perro de la familia, y
se concluyó que el animal debía ser sacrificado. ¿Pero cómo es que este
caso se popularizó en las redes sociales? Porque la gente opinaba por el
destino final de la mascota, no por el destino final de la niña.
Si aparece una noticia que menciona algún maltrato animal, inmediatamente en las redes aparecen cientos o miles de comentarios exigiendo la muerte del abusador, ni siquiera la cárcel, directamente la pena de muerte. Y por la niña víctima del perro, nunca se pronunciaron en las redes.
Aunque Whitman no llega a ese extremo en la cita, sí deja claro que está cansado de la sociedad moderna de aquel entonces. Pienso que lo que anhela es la libertad, mostrada en el comportamiento libre de los animales que observó.
Si me preguntan a mí: "¿entonces odias a los animales?" Yo les responderé: "no". Simplemente soy indiferente y no deseo otra cosa para estos que lo mismo que deseo para mí: libertad, y que suframos o disfrutemos como sea que nos corresponda en la vida; solo déjennos ser.
Respetar el libre albedrío de los animales, me refiero a su derecho de elección, es lo mejor que podemos hacer por estos.
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