Te esperaré al final del arco iris
Te esperaré al final del arco iris,
en el sinsentido de la vida,
como un desenlace que no llegará.
En el millón de versos que podría escribirte, no encontraría uno donde decirte adiós, no terminaría aquella poesía si en el final de mi vida no estás tú.
Si en tus palabras encontré una razón para soñar, ¿para qué existiría yo si la voz de tu amor no susurra en mi oído, si tus labios ya no hablan para mí?
No olvido aquella tarde cuando tus manos danzaron sobre mi rostro, como apacibles cisnes que recorren suavemente una laguna en un paisaje de belleza natural.
Pero ver la ilusión reflejada en tu inocente comportamiento, con aquella sonrisa que me resulta inolvidable, es un segundo que jamás se borrará de mi memoria.
Es que de todos los momentos compartidos en un universo que nos separa, me basta sólo saber que eres mía mientras me confiesas tus penas y alegrías.
En tanto mis palabras se pierden en el vacío de una destellante luz frente a mis ojos, me quiebro ante la imagen donde tu compañía existe en una vida ajena a la mía.
Ya debería dejar de pensarte... pero no puedo; es por esta angustia de no tenerte y estar obligado a olvidarte, porque dejar de amarte es sufrir la resignación.
No, no puedo decirte adiós, es una pesadilla en cada noche, es una lágrima en el silencio, un verso sin palabras o una canción que nunca se cantó.
Porque no hay un final en el arco iris, nunca me encontrarás allí; no llegaré a ese momento y prefiero el suicidio ante la letanía del vacío sin tu amor.
En el millón de versos que podría escribirte, no encontraría uno donde decirte adiós, no terminaría aquella poesía si en el final de mi vida no estás tú.
Si en tus palabras encontré una razón para soñar, ¿para qué existiría yo si la voz de tu amor no susurra en mi oído, si tus labios ya no hablan para mí?
No olvido aquella tarde cuando tus manos danzaron sobre mi rostro, como apacibles cisnes que recorren suavemente una laguna en un paisaje de belleza natural.
Pero ver la ilusión reflejada en tu inocente comportamiento, con aquella sonrisa que me resulta inolvidable, es un segundo que jamás se borrará de mi memoria.
Es que de todos los momentos compartidos en un universo que nos separa, me basta sólo saber que eres mía mientras me confiesas tus penas y alegrías.
En tanto mis palabras se pierden en el vacío de una destellante luz frente a mis ojos, me quiebro ante la imagen donde tu compañía existe en una vida ajena a la mía.
Ya debería dejar de pensarte... pero no puedo; es por esta angustia de no tenerte y estar obligado a olvidarte, porque dejar de amarte es sufrir la resignación.
No, no puedo decirte adiós, es una pesadilla en cada noche, es una lágrima en el silencio, un verso sin palabras o una canción que nunca se cantó.
Porque no hay un final en el arco iris, nunca me encontrarás allí; no llegaré a ese momento y prefiero el suicidio ante la letanía del vacío sin tu amor.
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