Defensa del consumidor Perú - Long Horn, restaurante

Por casualidad, estando en Plaza San Miguel, de visita en Lima por unos días, decidimos almorzar, a sugerencia de mi hermana, en Long Horn, porque —la verdad— deseaba comer carnes.

Así fue como nos ubicamos en la mezzanine del local, frente al televisor, pero al costado del área de servicio donde toma nota el personal, así que tuvimos la "fortuna" de sentir el paso de los mozos a cada minuto, parecía que en cualquier momento, el mozo iba a tirar el plato de algún comensal sobre mi. Vale decir que el lugar estaba por reventar de gente.

Lo primero que noté, es que los cubiertos —absolutamente todos— estaban sucios, es decir secados con un secador que dejaba rayas de grasa sobre los grandes cuchillos, donde era más notorio. Me pareció absurdo pedir que los cambien, porque esa parecía la norma en este lugar; así que, al más puro estilo de un lugar donde venden menú de 8 Soles, limpié con la servilleta cada cubierto.

Siguiente: luego de 15 minutos, llegó una canastita de 4 panes muy agradables con dos mantequillas de buen sabor, no lo habíamos solicitado, pero fue una agradable cortesía. Otros 15 minutos y ya estaban sirviendo mi Lomo saltado con tacu tacu de pallares. La comida bien, el tacu tacu estaba seco, pero si lo combinaba con el jugo del lomo, el resultado era una simpática combinación, nada excepcional, pero si estaba rico.

Aquí otro detalle, como ya parece una norma, el plato estaba sucio. Se notaba la huella digital del mozo en los costados del plato, se veía como la grasa salpicaba por todos lados. En verdad que esto me decepcionó, pero no quise reclamar porque mi hermana estaba contenta y nada mejor que pasar un lindo momento con ella. Por su lado, la limonada estuvo dulce pero su plato sí que le gustó, me dijo que al chimichurri le faltaba un ingrediente.

Finalmente, como cereza en el pastel, me trajeron la cuenta: S/112, incluido impuestos. Revisé el detalle y... ¡Oh, sorpresa! ¡Me estaban cobrando la cesta de pan! Decidí decírselo al mozo, aunque estaba dispuesto a pagarlo, pero como mi hermana ya se había adelantado para salir, me animé a pedir que revisen la cuenta y mencionarle que yo no había solicitado esos panes. El mozo, muy atento, me dijo que ya estaba girada la factura, por lo que debí insistir, argumentando que no era una factura electrónica, así que no había problema en anularla y girar otra.

Pasaron 10 minutos para que trajeran la nueva factura. Cuando iba a pagar en el POS, el mozo tuvo la gracia de pedirme si deseaba dar propina... ¡por aquí!

En resumen, LongHorn tiene un servicio de mierda y la limpieza de la vajilla está a ese nivel, aunque la comida está bien y, felizmente, el olor a carne no se pega en demasía a la ropa o al cabello.

Comentarios

  1. A mi también me paso lo mismo, en Long horn querían cobrarme 30 soles adicionales por unos mini panes con 2 potecitos de mantequilla que ni siquiera comí, simplemente los pusieron en mi mesa diciendo que eran "panes de cortesía".

    En este establecimiento los mozos deberían indicar que los "panes de cortesía" no son de cortesía tienen un costo adicional ó agregar el costo de panes en la carta, desde esa experiencia no he vuelto a pisar ese lugar, definitivamente hay mejores opciones.

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