Ya no creo en el amor

El libro de la vida se escribe hoja a hoja, y en cada una de ellas está relatada una fracción de nuestra vida, a veces estas hojas contienen mucha información, pero en otras sólo escribimos un par de palabras.

Hay páginas dedicadas al amor, con líneas muy apasionadas y oraciones largas que no permiten al lector tomar un poco de aire para continuar leyendo. Así de vibrante es la emoción que se puede sentir por alguien que inesperadamente llega a nuestra vida.

Cuando las vivencias no son muchas pero ricas en sentimientos y en pensamiento: ¡Qué dulce resulta la caricia más mínima del ser amado! ¡Que entendimiento en sólo un cruce de miradas! Cuando el reencuentro es tan maravilloso que un simple abrazo nos colma de felicidad, y ese perpetuo suspiro de dos seres que no requieren de pasiones bajas para experimentar el placer.

Cuando tomarse de las manos e intercambiar palabras es un afecto sincero, cuando las sonrisas y las miradas enlazadas detienen el tiempo... y, de repente, el universo no existe más, de repente ya no hay dos personas enamoradas, derepente esos dos han nacido como un sólo ser.

Pero en esta página no seguirá escribiéndose, ha llegado el momento de voltearla para encontrar una hoja vacía.