Quién cura el corazón

A todos nos ha llegado un amor esquivo, ese que nos obliga a ingeniarnos nuevos métodos para llamar su atención, luego que ya todas las tretas conocidas resultaran inefectivas.

Sucede que una mujer puede revolucionar nuestro corazón cuando la conoces por primera vez, después podrías descubrir sus detalles y defectos, pero de ninguna forma nublaría nuestra intención, es lo contrario, el interés ya no sólo es fuerte, sino que mejor. Te enamoraste de una criatura que sientes como tu complemento, la mitad del todo que deberíamos ser.

Cuentan que el dios Zeus mandó a cortarnos en dos mitades por nuestras conspiraciones contra la divinidad. Desde entonces estamos sujetos a tal división y no podemos sentirnos completos hasta encontrar nuestro otro yo.

Entonces el es amor la persecución de la integridad entre ambos seres fragmentados.

Pero no siempre ambas partes se entrelazan con ese fin amoroso, sucede tantas veces que aquella otra mitad, por voluntad propia no desea formar un único ser con el aspirante. Pero no es cuando la ilusión termina, cualquier persona enamorada buscaría la reunión con ahínco.

La duda me asalta cuando llega el momento de decidir si respetamos la decición de la contraparte o buscamos la integridad a cualquier costo. Pero nos obsesionamos con el ser deseado, no pudiendo encontrar otra cosa que lo que Buda dijo con sabiduría: el deseo es la raíz del dolor.