Crítica a F1
De la película solo me informé que participa Brad Pitt como piloto en la Fórmula 1, considerando esto como información suficiente para decidir asistir al cine. Y no salí decepcionado, mas bien emocionado, muy satisfecho.
Al finalizar el estreno lo comparé mentalmente con Top Gun: Maverick; ya después descubrí que comparten el mismo director (Joseph Kosinski). Es un dato importante.
Porque se ve la mano de Kosinski, los detalles, la fotografía, el vestuario, los efectos, etc. Todo está alineado a una producción de alta calidad, de entrega al cliente, es decir a nosotros (el público).
Y no tenemos nada que reclamar porque fue el público quien ganó esta carrera de 150 minutos. Es emocionante de principio a fin, con un trabajo destacado del reparto protagonista. Brad Pitt y Javier Bardem están sensacionales.
Como nota curiosa, la historia no es real, el Sonny Hayes de la película es Martin Donnelly de la vida real, quien después de su accidente regresó a la competición en categorías menores logrando algunos éxitos.
Nuestro personaje principal, Sonny Hayes, interpretado por Pitt, es el punto débil de la cadena. No por el trabajo del actor, es por el desarrollo del personaje que no es creíble en el mundo de la F1, que como bien dicen en la película, es un deporte de equipo, pero Hayes resulta ser el piloto, estratega, (y claro) el amante innegable... Un papel mesiánico bienvenido por muchos, pero agotado para los más críticos. Así que no es Fórmula 1, es la fórmula agotada de los ochentas. ¿No les recuerda al avión presidencial con Harrison Ford?
El argumento del piloto invencible, redimido, solitario, macho alfa, lomo plateado y pelo en pecho, no tiene gracia, aunque ese papel le viene muy bien a Brad Pitt, pero le resta a la película. Además nunca aclaró sus motivaciones para regresar a la F1. Dentro de la carrera del actor, le tengo más aprecio a James Gray de Ad Astra.
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No nos deja un mensaje final, una lección de vida o algo que nos permita reflexionar. Lo digo porque la película se toma así misma como seria, así que también debo calificarla seriamente, más allá de los magníficos aspectos técnicos.
Respecto a lo que dicen los expertos sobre que es una publicidad de 300 millones de dólares, pues no les hagan caso. ¡Es Formula 1, carajo! Era obvio que aparecerían las marcas pintadas en todos lados, era obvio que se contaría una historia peculiar y/o exagerada para atraer la atención del público.
Igualmente disfruté todos los minutos y volvería a verla porque es realmente emocionante, vibrante.
7/10. Altamente recomendable asistir al cine. Entre las mejores que he visto este año.

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