Frente al altar de piedra
La fuente de agua, erigida como un altar de piedra que se eleva en el epicentro de la plaza, esta noche, como todas las demás noches, descansa resguardada por férreas rejas que, más que protegerla, realzan su nocturno encanto entre farolas de luces amarillas y verdes arbustos bien cuidados, completando una escena inmóvil de nostalgia y magia.
Aún se deslizan ligeras gotas por la fuente, como recuerdo de una pequeña tormenta ya agotada. También transitan algunas pocas almas solas o acompañadas.
Y yo, que estoy sentado al pie de este altar, sin pensar en nadie, sin pensar en ella; conciente del momento, con el rostro descubierto, desenredando mis enmudecidas manos para escribir algunas cortas líneas inesperadas.
Pero estoy aquí, frente al altar de piedra, con una reja que nos separa.

Comentarios
Publicar un comentario