Crítica a Ad Astra
Es una película que merece el esfuerzo de apreciarla en la mejor pantalla posible, sin desmerecer el argumento, que resulta un drama personal e introspectivo.
La crítica de los especialistas es muy favorable, aunque el público no la ha recibido con los aplausos que merece; y entiendo el porqué. No nos engañemos con el viaje espacial, sólo es una excusa para resolver los conflictos que heredamos en la niñez y que nos definen en la vida; y al final nos presentarán la catarsis.
Los primeros 8 minutos tienen un atractivo visual que atrapa al espectador, introduciendo a Roy McBride (Brad Pitt) como un astronauta de perfecto dominio sobre sus emociones. Pero si este inicio es cautivante, los últimos 20 minutos son arte, porque en este clímax encontré todo lo que quiero en una película de ciencia ficción: perfectas tomas espaciales, drama, suspenso, y un desenlace original, humano y sincero.
Brad Pitt desempeñó bien a un personaje de emociones controladas (y otras reprimidas). Si bien este astronauta debía ser un hombre de mesurados sentimientos, no sentí su humanidad cuando fue necesaria mostrarla.
Me gustó Tommy Lee Jones, fue grato volver a verlo e interpretar un papel misterioso y complejo. No diré más para no robarles el placer de esta película.
Excelente fotografía y efectos especiales, sin ser abundantes y por eso me quedé con ganas de más. Las tomas abiertas me encantaron, pero no las de primer plano sobre McBride, aunque fueron necesarias para mostrar sus reacciones y emociones, que de por sí eran mínimas por la naturaleza del personaje. La música y efectos sonoros cumplieron con amplificar las sensaciones. Muy bien la ambientación y la dirección. El guión es corto pero claro. Finalmente sí se entendió todo lo que quisieron transmitirnos.
No me gustó la escena de la sala aislada de ruido, porque no creo que la mayoría de gente entienda el porqué de ese ambiente, además no estaba totalmente aislada de ruido, había un espacio amplio donde podría suceder la reverberación, justamente desde donde observan los controladores.
Por otro lado, el desarrollo del argumento se hizo algo tedioso, no poco interesante, pero sí largo, por momentos frío, sin emoción, como McBride.
—Tú: ¿Vale la pena verla?
—Yo: ¡Totalmente!
Y la mejor actitud es ir sin esperar una guerra de las galaxias, sino con la intención de apreciar un drama humano por el que pasamos, o pasaremos, muchos de nosotros.
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