La vida en mi vida

Para compensar el artículo anterior, les contaré de tres momentos en mi vida cuando experimenté felicidad.

Corazón


Un poco más de 20 años en el pasado, visitamos al médico, quien sentenció, luego de auscultar el vientre de mi pareja con su estetoscopio: tiene un corazón fuerte. Estas cuatro palabras me llenaron de alegría, estaba entusiasmado, eufórico, ¡ya quiero que esté conmigo! Existía vida en su vientre, y esta vida era incontenible.

Donde quiera que esté la dueña de este corazón, le deseo todo el bien posible. Nos reencontraremos, sin duda, pero sé que solo sucederá en otra vida. Hasta entonces Alessandra. No te olvido un solo día.

Astral


Veinte años atrás, era yo un joven idealista, dispuesto a conocer las verdades de la vida. Mi ímpetu me llevó a buscar donde otros solo sentían curiosidad, hasta llegué a ver el aura de la gente; y no es como se cuenta en los libros o webs, al menos en mi experiencia. Cualquier pequeño demonio que se me acercaba, estaba condenado a morir; pero los grandes eran otra cosa.

En esa tarde de un día cualquiera, mientras descansaba, mi cuerpo se durmió, pero mi conciencia no. Entonces me levanté de la cama mientras mi cuerpo dormía, después salí por la ventana flotando desde el cuarto piso.

Los autos pasaban lentamente, una señora caminaba, el vigilante vagaba, las hojas de los árboles se movían... pero yo flotaba, observaba, aprendía, sentía. A los segundos, despertó mi cuerpo físico y mi cuerpo astral regresó a este.

Experiencia inolvidable, fruto de mi esfuerzo. Ver el mundo desde otra dimensión, es solo para gente diferente... para condenados como yo. Desearía nunca haber conocido algo de esto.

Familia


No tengo ninguna inteligencia social, no sé como relacionarme con las personas, soy torpe, siempre termino arruinándolo. Me sucedió en mi última relación. Pero no sin antes experimentar la alegría inmensa de formar una familia.

Eran las 6 de la mañana, dormía yo con ella en un par de sillones juntos, en su casa, tranquilos, cuando llega el pequeño y se metió entre nosotros saltando y riendo, como solo saben hacerlo los niños. Qué plenitud sentí en ese momento. Ella no lo notó, pero para mí fue especial, único.

Encontrar un alma que desee completar una familia con un sujeto extraño como yo, era demasiado para ser verdad. Fueron semanas de felicidad. Por fin había encontrado el camino, por fin era normal. Ya no me sentía diferente, me sentía como los demás. Solo necesitaba a dos personas en mi futuro para completar la felicidad, y estaban presentes en mi vida en aquellos meses.

Conclusión

Todo empezó hace décadas, pero ¿qué me falta para alcanzar la felicidad? Aceptarme a mí mismo, aceptar mis diferencias, carencias, mis límites y mi inevitable destino, porque ya intenté demasiado sin éxito. En estas semanas y meses, descubrí que no importa cuánto y cómo lo intente, el final es el mismo. Es pues, el karma.

Por cierto, tengo un artículo que hasta ahora no lo termino, aunque está listo el texto. Tema: el karma. Pero no adelanten conclusiones, no veo el karma como lo describen popularmente.

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