Un encuentro astral

Esta noche, después de enredarme todo el día con mis pensamientos en ella, decidí acostarme temprano y buscarla en mis sueños, quería verla con mis ojos astrales y tocarle sus manos en la quinta dimensión.

Cerré mis ojos y seguí el proceso donde mi cuerpo se duerme, pero mi conciencia no. Entonces me levanté con rapidez y abandoné la forma física, vi la densa materia recostada sobre la cama, mi rostro con un gesto de angustia, porque sé que no volveré a saber de ella; por eso necesito esta oportunidad.

Pensé en salir por la puerta, como es mi costumbre, pero recordando mi estado ligero, salté por la ventana sin abrirla y... ¡floté! Me deslicé hacia adelante de una forma que no puedo explicar. Antes de dirigirme a su hogar, me detuve frente al riachuelo que está a pocos metros de mi edificio, disfruté la visión del agua corriendo libremente y del eco del río que murmura sin parar.

¡Oh, gran problema! No conozco su casa... ¡pero qué más da! Sólo necesito guiarme con el pensamiento y con una breve oración, con una invocación secreta para los profanos, pero descubierta para los viajeros del mundo onírico. Cierro mis ojos, y al abrirlos, estoy en su habitación. Me lleno de miedo, pues nunca estuve frente a su forma astral. Los nervios me invadieron y sentí que mi conciencia se dormía, así que hube de tranquilizarme para proseguir con el encuentro, realmente anhelaba este momento.

Todo oscuro, pero una ligera luz que entraba por la ventana, me permitía ver la habitación. ¡Qué feliz coincidencia! Su cuerpo astral está sentado sobre su cama, ella está muy quieta, parece pensativa. La veo por la espalda y me estremezco, ¡es ella realmente! No puedo dejar de pensar cómo es posible que esté aquí, que la vea como es en profundidad.

Volé hasta su lado y me senté en la orilla de su cama, entonces le dije:

—Hola RJ. ¿Sabes quién soy?
—¡Hola Dani!

Me miró con sus preciosos ojos y me habló con una voz tan maravillosa, sentí que con sólo esas dos palabras, llenó mi corazón.

—¿Qué haces aquí? —Me dijo.
—Quería saber de ti y decirte algo muy importante.
—¿Muy importante? Pero, ¿cómo es que llegaste? ¿quién te dejó entrar?
—RJ, no estamos en el mundo físico, estamos en el mundo astral, yo entré en tu sueño para buscarte...
—¿De qué estás hablándome?
—No importa esto, lo que sí importa es lo que te quiero decir y necesito que me regales dos minutos.

Pero dos minutos serían demasiado, sentía el letargo, el sueño se apoderaba de mi y se me hacía difícil hablar, debía apurarme o perdería la oportunidad.

—RJ, yo quisiera que tú y yo sigamos conversando como lo hacíamos hasta hace unos días...
—Habla más claro, no te entiendo.
—Digo que no quiero alejarme de ti, quiero compartir más tiempo contigo...
—¿Dani? ¿Estás bien?

Fueron muy tardías mis palabras, el tiempo se acabó. Sin quererlo, por las leyes de este mundo alterno, inmediatamente regresé a mi cuerpo físico y mis párpados se abrieron. Entonces exclamé: ¡No! ¿Por qué?

Intenté dormir nuevamente, pero fracasé. La puerta se cerró y sólo me quedaba continuar con mis pensamientos en el mundo físico, donde ella es dominante, insensible, con suficiente orgullo para regalar. Ante ella, ninguna defensa me sirve, aunque he presentido a una delicada mujer más allá de ese mural.

No pude evitarlo y no pude contenerme, sólo cerré mis ojos en la oscuridad y pronuncié su nombre una vez más, quizá con la esperanza que ella escuche mi llamado y piense en mí; pero sé, que sólo es una irrealidad.

Comentarios

  1. Leo estas líneas y solo puedo pensar en lo que fue del presente. Segundos atrás. Que habrá cambiado?

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