Crítica a Arthur / Arturo, el millonario seductor

Es una película donde se disfrutará el camino hacia el final, no el mismo final, pues este es predecible.

Dudley Moore como Arthur (leído como "arzur" con la z española) y Liza Minnelli (Linda) tuvieron buenas participaciones. Pero Moore por momentos era extraordinario, resultaba un placer verlo actuar. John Gielgud (Oscar a mejor actor secundario) le da el toque irreverente y sarcástico, que dispara momentos adrenalínicos para los más formales.

La escena en el establo (caballeriza) me encantó, sentí el amor en el aire, el ingenio, la madurez, el juego del gato y del ratón. Tremendo diálogo que supieron transmitir los actores. Hubieron otras escenas muy bien logradas, resaltadas por los diálogos, no solo por la actuación y las tomas.

No me convenció que el personaje Arthur, teniendo una edad madura, sea tan sinvergüenza y vago, sin ninguna tarea por hacer. Aunque ya hemos visto un caso similar y reciente con el hijo de Biden (y no me refiero a Beau). También recuerdo el caso del hijo de Paul Getty (el entonces hombre más rico del mundo), John Paul Getty Jr., que vivió entregado al alcohol y a las drogas hasta rondar los 50 años, edad en que logró superar sus adicciones con la ayuda de su tercera esposa. Quizá hay más Arthur's en el mundo de los que yo conozco.

Asumiendo que existen "algunes" así de inútiles, con padres que toleren esa inutilidad, sigue sin resultarme atractiva la idea que alguien acostumbrado a la vida fácil, se desprenda de lo que le permite aquella facilidad. Ni el hijo de Biden, ni el de Getty, dejaron la vida acomodada (ni de cerca). ¿Arthur  será la excepción? No lo creo en un país donde parece que la felicidad se mide con la chequera (eran los ochentas).

También es inverosímil que un millonario se case con María la del barrio. Seríamos inocentes pensando que estas personas con herencias enormes, van a arriesgar su patrimonio en potencia, para casarse con una mujer u hombre que no conoce su realidad, que no valorará su patrimonio, ni está en su radar social. Esto solo sucede en las películas. Pero también hay excepciones, como el de Meghan Markle o el de Letizia Ortiz; solo que ninguna de ellas era pordiosera, ambas eran profesionales, no mendigaban por las calles o vivían de oficios (como el de Linda).

El trabajo de Linda es conocido en Estados Unidos, como uno que se realiza en el inicio de la vida laboral, como un empleo para estudiantes. No insinúo que es un trabajo desdeñoso o de poca importancia, les aseguro que conozco el valor de este trabajo.

Por lo demás, la película es disfrutable, fácil de seguir, entretenida, por momentos inteligente; y aunque no nos dejará alguna lección por aprender, al menos nos robará unas sonrisas y nos hará suspirar. Atención con los diálogos.

Me gustó. 6.5/10.

Ahora disfrutemos del temazo ganador del Oscar: Best that you can do.

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