La moda, el estilo, la individualidad

Hace algunos días compré una revista Sputnik (selecciones de la prensa soviética) de junio del '78, pues me pareció muy interesante conocer la visión soviética de su mundo en aquel tiempo. Felizmente no quedé defraudado.

Lastimosamente en el artículo que deseo comentarles ahora, descubrí que había una hoja arrancada, lo que resta dos páginas a un artículo que consta de cuatro, así que tengo menos de la mitad de la nota, pues ya sabemos que la primera página contiene el título y enormes fotografías.

El artículo cautiva desde la cita inicial, a saber:
Lord Goring:
...Está de moda lo que tú llevas, no está de moda lo que llevan los demás...
Por cierto, Lord Goring es un personaje de la obra "Un marido ideal", escrita por Oscar Wilde.

El artículo titulado "La moda, el estilo, la individualidad", escrito por Elena Elenikova (modelista de la revista Selskaya Molodiozh), nos remonta a los finales de los setentas, a la desconocida visión soviética sobre la moda. Tan desconocida que yo, frecuente lector, desconocía de la existencia de la moda como suceso social y cultural en la esfera soviética. Al igual que tú, pensaba que todos vestían lo mismo. Que bonito es descubrir mi propia ignorancia.
No sé cómo piensan otros modelistas, pero yo me siento un poco confusa cuando alguien me pregunta qué largo de falda se lleva ahora o cuál es la línea del corte más en boga. En la moda de hoy la forma exterior como tal carece de importancia. (Sic.)
Ciertamente son las palabras que utilizaría una persona dedicada a la moda. Sin embargo, las líneas que más llamaron mi atención son las siguientes:
La ropa no debe esclavizarnos. No llamaremos moderna a una joven que cambia demasiado a menudo de vestidos, aunque tengan estilo, calidad y valor estético. Por lo tanto, debemos estudiar minuciosamente nuestro vestuario, reducirlo y convertirlo en un conjunto universal, donde todo pueda combinarse, descubriendo no pocas variantes de interés.
De tal suerte, hoy no nos preocupa tanto la moda como el estilo, ya que la primera no es más que el minutero en el reloj del segundo. Buscar su estilo propio significa economizar tiempo, dinero y energía, pues ahora la cantidad de sugerencias de la moda mundial supera todos los deseos y posibilidades de aprovecharlas. Por eso, el tener estilo propio permanente constituye al mismo tiempo una reacción defensiva a esta avalancha. (Sic.)
Encuentro contradictoria la opinión de Elena. En mi propia experiencia, como alguien que gusta estar presentable y con variantes en su indumentaria, no es posible reducir el vestuario y encontrar variantes de interés, porque justamente en la diferencia está el gusto de la moda o del vestir creativo; y para tener diferencia se necesita cantidad y algo de calidad, como mínimo. Veo en ese primer párrafo no un tufillo, sino un eructo cultural soviético.

Que Elena afirme que lo más importante es el estilo y no la moda, en el segundo párrafo, sí me ha parecido revelador y potente. Lo recalco porque no había notado que siempre es nuestro estilo el que se impone a la moda de cualquier tiempo. Pero más importante aún, es el estilo propio permanente. Quizá esto último sea exagero, pero en la realidad casi todos vestimos predeciblemente después de la pubertad (y a veces desde niños).

Si la moda fuese pragmática, la moda perdería interés público; sin embargo comparto plenamente esa última opinión de la autora del artículo. Pienso que en cierta forma lo practico, pues no gasto una millonada en vestimenta, pero siempre me gusta tener una cantidad suficiente —aunque no todo lo variada que desearía— para estar a gusto conmigo mismo y proyectar una imagen simpática. Sé que suena superficial o banal, quizá por esto mismo valoro la opinión final de Elena.

En las fotografías mostradas en este artículo podemos ver como la moda está partiendo de las raíces culturales de los pueblos eslavos. Pienso que es excelente fomentar y renovar el legado milenario de los pueblos originales, algo que en Perú no se hace, al contrario se esconde, se discrimina y es causa de vergüenza.

Finalmente, después que el comunismo soviético caducara, podemos aprender y aplicar alguna lecciones que nos dejó su sociedad: la mesura (y no sólo en la vestimenta), pues vemos como el consumismo de hoy, pilar del capitalismo, nos distrae de lo verdaderamente importante en la vida. O talvez: ¿quién soy yo para decir qué es lo más importante en la vida? Tú decides.

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