Cuatro estaciones
"Te quiero tanto cariño", dijiste en la mañana de un sábado, cuando en los últimos días de verano, sobre el cielo un arco iris nos llenaba de color. En los días siguientes volví a verte, pero en tus labios encontré otro sabor.
Sobre las cumbres montañosas el viento se arremoló hacia el norte, el agua del riachuelo turbia discurría con violencia desde las montañas, arrastrando mis esperanzas como hojas secas que caen cuando cambia la estación.
En el cenit del desconsuelo, miré el largo otoño y el duro invierno, los meses por venir prometían mañanas grises, tardes frías e interminables noches con sueños pasajeros, donde tú eras mi reina y yo tu caballero.
Sé que después llegará la primavera, como el preludio de una renacida vida; abandonaré las ilusiones perdidas y danzaré de alegría, al compás de los cantos del ruiseñor.
Aveces caen las hojas y nacen nuevas pero son los árboles los que cuentan y pasan las estaciones si sus raíces son fuertes.
ResponderBorrar¿Entonces debemos buscar las hojas nuevas o las raíces?
BorrarDebemos buscar raíces fuertes que aseguren un árbol para todas las estaciones. No importa que caigan las hojas, siempre habrán nuevas.
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