Soy como la estrella fugaz, que rasga en soledad el tejido de este oscuro universo, dejando tras de mí una estela de confusión, un poco de mi ser, que se desintegra como polvo en el interminable éter del ayer. Pero un día desapareceré, y por fin no me verán más, no habrán otras estelas, ni tiempo, o perdidos adagios ni mediocres encuentros; simplemente dejaré de alterar la visión del profundo cosmos, que oculta la verdadera luz, que viaja desde el infinito, hasta los ojos de quien me miró, y que desde ahora... no desea mirarme más. ¡Oh, criatura inalcanzable! Me dirijo velozmente en este último vuelo a la tumba final, al templo olvidado donde no nací, pero que muy pronto en mi vida encontré, visité y del que traté de huír. Corre del triste recuerdo de aquello que no llegó a ser. Ahora empieza la vida para ti, y retomo el camino de la muerte para mí. Anoche entre sueños te vi montada cansadamente sobre blanco caballo, coronada con ramas marchitas, con tu cuerpo cubierto por una...