Hoy, perdí la esperanza en mi país


Hace 8 años publiqué un artículo donde manifestaba mi preocupación por el gobierno que Perú estaba siguiendo, similar al modelo mexicano, aunque mencionaba el ejemplo chileno, a raíz de una tragedia ocurrida en ambos países, pero con desenlaces opuestos (ver nota). Hoy (en realidad hace 3 días), confirmé que seguimos los pasos de México.

¡Dios nos libre de caer en las manos de la justicia peruana!

IDL-Reporteros publicó audios tomados de una conversación telefónica, en donde se oye al presidente de una sala penal, negociar la rebaja de la pena o la absolución de culpa del acusado, para el caso de violación de una niña.

Además de este audio, hay otros que involucran a este y otros jueces, en más actos de corrupción. Después de este escándalo, el juez no sólo se declaró inocente ante los medios de comunicación, se presentó como víctima de interceptaciones telefónicas. Horas más tarde, la Fiscalía intervino las oficinas de IDL-Reporteros.

En su obra Emilio, Rousseau afirmó hace casi 250 años que "el hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad lo corrompe"; sin embargo, pienso que el citado juez llegó a este mundo con esa corrupción en su mente, por lo que sería más apropiado decir árbol que nace torcido, nunca jamás se endereza.

En mi opinión, ya no es posible llamar corrupción al hecho mostrado en el audio, esto es una carencia de moral, es una ausencia total de valores, no sé si llamarlo inmoral o amoral; disculpen que mi lenguaje no pueda extenderse a estos límites.

Al día siguiente, el Presidente de Perú se pronunció con las siguientes palabras: “caiga quien caiga, cueste lo que cueste”.

Ya he vivido algunas décadas y, en este tiempo, he oído las mismas palabras de otros políticos o miembros del Gobierno, en repetidas oportunidades y ante escándalos de esta magnitud. El Presidente agregó en su discurso que "se convocará un equipo de honorables expertos en la materia, reconocidos no solo por su trayectoria profesional, sino por su ética".

Ahora que es evidente para todo el país la corrupción del Poder Judicial, desean reorganizarlo. ¿Por qué no lo hicieron antes? ¿Alguien creería que no sabían de la corrupción?

Cada vez que llega un nuevo gobierno, pensamos que no podría ser peor que el anterior, pero de alguna forma, los nuevos se esfuerzan en superar a los anteriores.

Yo me pregunto: ¿Quién desearía trabajar para el Gobierno en casos tan delicados, exponiendo la vida privada a la opinión pública, expuestos a ataques políticos y, todavía, por sueldos no competitivos? Sólo personas relacionadas a la política, es decir al mismo Gobierno. Entonces, el Presidente elegiría entre la harina del mismo costal.

Porque como la corrupción se ha vuelto tan descarada, insolente e intrínseca al sistema gubernamental, sería una minoría cercana a un gobierno corrupto (como todos los que hemos tenido en las últimas décadas), la que accedería a ese equipo de honorables. Pero, a esta altura, yo no creería en cualquier peruano cercano a los gobiernos, que asuma esos cargos.

Pienso que la única solución creíble es contratar profesionales extranjeros; que pueden ser de Nueva Zelanda, Finlandia, Singapur, Noruega, Dinamarca, Suiza, etc. Pero, ¿para qué buscar tan lejos? Al lado está Chile, que ostenta el puesto 26° en el índice de corrupción mundial (Perú 96°, México 135°).

No, esta vez no siento tristeza por esta realidad, tampoco siento indignación, ni la ira me acompaña en estos días; simplemente, hoy, perdí la esperanza en mi país.

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