No tengo dinero
La recesión continúa... ¡Ay, la vida! El dinero cada vez es más importante, cada vez más indispensable. El trabajo roba mis sueños; sólo por las noches o en las madrugadas y, eventualmente, en algún feriado, vivo lo que me gusta.
Soy un filósofo urbano, un pensador brillante, no deseo develar mis pensamientos y ando por la ciudad mendigando conocimientos. También soy un romántico, un hombre que por las noches, contempla las constelaciones y le aúlla a la luna. De vez en cuando escribo un poema, invento un cuento, recuerdo algún amor y sueño con uno nuevo, siempre es busca de un mejor principio, siempre en busca de un amor, de uno que me inspire para toda la eternidad.
Soy un filósofo urbano, un pensador brillante, no deseo develar mis pensamientos y ando por la ciudad mendigando conocimientos. También soy un romántico, un hombre que por las noches, contempla las constelaciones y le aúlla a la luna. De vez en cuando escribo un poema, invento un cuento, recuerdo algún amor y sueño con uno nuevo, siempre es busca de un mejor principio, siempre en busca de un amor, de uno que me inspire para toda la eternidad.
Pero sin dinero, ¿estoy condenado a seguir solo? Entonces: ¿cómo es que un romántico podría vivir feliz sin el objeto de su amor?
Sí quisiera intentarlo, pero tú ¿aceptarías salir con un pobre? ¿Es suficiente para ti, perderte por las calles caminando, quizá de la mano, conversando, o sólo sentarnos en una banca para mirar las estrellas? ¿O necesitas ir a cenar a un buen lugar, pasear en un coche, vestirte bien, tener regalos y estar socialmente activa?
Cada uno decide, yo ya lo hice hace muchos años. Por eso: no tengo dinero ni nada que dar, lo único que tengo, es amor para amar...
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