El talento desperdiciado en Perú
Hernando de Soto, economista peruano considerado por Forbes como uno de los 15 innovadores que reinventarán el futuro, por The Economist como uno de los dos think tank más importantes del mundo, por Times Magazine como una de las 100 personas más influyentes en 2004, o por Handelsblatt como uno de los 25 pensadores más importantes de todos los tiempos; es repudiado por la población peruana y condenado al ostracismo por la clase política del país que lo vio nacer.
¿Por qué? En mi criterio, por envidia y temor de la clase política, y por ignorancia y mediocridad de la población (que también incluye a profesionales).
El apoyo de De Soto marcó en Perú un antes y un después en la lucha contra el terrorismo, en formalización y en economía.
En una interesante entrevista concedida al diario Perú21, De Soto mencionó lo siguiente:
Trabajará sin honorarios. Un poco extraño, ¿no? Ningún trabajo que he hecho en Perú es remunerado. Si necesito dinero para adquirir algo, lo consigo fuera, también sé financiarnos. Yo cobro afuera, es una contribución. No voy a ser un Estado dentro del Estado, voy a construirle un aparato, gratuitamente. Quienes trabajen para mí los remunero yo, no el Perú.
Es normal oír en las conversaciones políticas entre amigos y conocidos, el gran desprecio propio hacia la corrupción enquistada en la esfera pública que nos gobierna. Sin embargo, cuando una persona trabaja y ofrece sus servicios ad honorem para el país, no se le considera, aún siendo de la talla de De Soto.
Y aún si este talento recibe una compensación económica por sus servicios al Estado, estaría totalmente de acuerdo, considerando que su trabajo fue trascendental para el gran cambio que se produjo en el país, después de décadas de decadencia rematada por el peor presidente de la historia peruana: Alan García Pérez, quien tuvo el gran desmérito de superar los 2'000.000% de inflación acumulada durante su gobierno. Pero aquí sabemos como elegir líderes delincuentes y mezquinos.
Triste, muy triste nuestra realidad...
Y aún si este talento recibe una compensación económica por sus servicios al Estado, estaría totalmente de acuerdo, considerando que su trabajo fue trascendental para el gran cambio que se produjo en el país, después de décadas de decadencia rematada por el peor presidente de la historia peruana: Alan García Pérez, quien tuvo el gran desmérito de superar los 2'000.000% de inflación acumulada durante su gobierno. Pero aquí sabemos como elegir líderes delincuentes y mezquinos.
Triste, muy triste nuestra realidad...
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