Crítica - Beowulf (2007)

Es entretenido ver a Iron Man, al Capitán América, al Hombre Araña y a todos esos héroes medio payasos de los comics, qué más que causarnos admiración, nos causan gracia, o nos asombran por los efectos especiales que le suman al personaje.

Ya es tiempo de verdadera acción; es tiempo que alguna película muestre a un héroe legendario, a uno de esos que estaban en la mitología de las culturas antiguas: un gauta del sur de Suecia conocido como Beowulf.

Soy el verdugo, asesino, azotador, ejecutor. Soy el colmillo en la oscuridad, las garras de la noche. Mía es la fuerza, la lujuria y el poder. Yo soy Beowulf.

En una película que nada concede a la hora de la acción y la aventura, un héroe deja su historia grabada para la posteridad; cautivándonos con el prototipo de héroe que todos hemos soñado en nuestra niñez o adolescencia, ya sea para emular su gloria o para amarlo; y cuando digo todos, incluyo a también a las mujeres; porque es el arquetipo del valor, la fuerza y la masculinidad. En su juventud, Beowulf representó la vida sin responsabilidades, sólo existía para la aventura y la gloria. En su madurez, fue el rey conquistador, el defensor de su pueblo, el creador de un mundo. Pero detrás de toda su grandeza, se reconoce a sí mismo como un hombre.

Llévame en tu memoria, no como un rey o un héroe; sino como un hombre imperfecto y débil.

En el último día de su vida, después de alcanzarlo todo, nos muestra la nostalgia de lo único que no logró conseguir:

¿Escuchas su canto? De la madre del monstruo y de mi... mi... mi hijo...

Murió matando.

La película tiene un contraste entre tambores de guerra y cantos de musas, que nos transportarán a una época de criaturas demoníacas y reyes guerreros, una época donde lo sobrenatural coexistía con lo humano. La leyenda de Beowulf en verdad existió, hay posibilidad que un hombre como él haya existido.

No habiendo mucho más por decir, recomiendo la película si están cansados de comics y películas para “niños”.