Mis pertenencias más antiguas

Botines Caterpillar. Sí, fueron un prodigio de la manufactura. Los utilicé más de 4 años, día tras día caminando con este par, no los dejaba más que para dormir. Y los descontinué sólo porque mis padres los escondieron para que comprara otros… del mismo modelo y marca.

Computadora y notebook. Con casi 10 y 9 años en servicio respectivamente, los equipos de cómputo que normalmente se dan de baja en menos de 4 años, entran a mi lista de longevidad. La PC armada por mi propia mano, ya sirve para muy poco, básicamente para ver películas y navegar con sólo dos pestañas a la vez un par de horas por las noches; pero todavía puedo exprimirla un par de añitos más, siempre que mis expectativas sean mínimas. La notebook HP Probook 4510s, desde donde les estoy escribiendo y qué, con el cambio de sistema operativo que le realicé hace pocas semanas, podrá pasar la década en servicio continuo, con más de 10 horas sin apagarse cada día.

Colonia XS. O algo así, no recuerdo el nombre. La historia de esta trasciende las fronteras, fue comprada en el aeropuerto de Schipol hace más de 11 años. Como no tengo costumbre con los perfumes y adornos, su tiempo de vida se comenzó a extender, muy a pesar que es mi preferida (y de lejos), la del mejor olor. La tengo en otra ciudad, pero doy fe que mantiene buena parte de su esencia.

Camisa Barrington. Podría decirse que una prenda de vestir puede heredarse, pero sucede con una casaca o una chompa, porque estas generalmente se visten en contadas veces durante el año. Pero una camisa de manga corta es otra cosa, al menos la que está en este lista. Haciendo cuentas, la uso al menos dos o tres veces al mes, con su respectiva lavada; y año tras año me parece que sigue igual; seguramente ha perdido color, pero el material sigue intacto; se plancha con extrema facilidad; se mantiene joven aunque pasen los años, y han sido al menos 12 de estos; pero la verdad es que ya perdí la cuenta de su edad, quizá son más años.

Celular Nokia 6230b. Han leído bien, escribí celular, no smartphone. La foto más antigua que tengo grabada en este equipo, es una titulada “Día de la madre”, grabada el 14 de mayo de 2006; por lo que presumo que el celular es un poco más antiguo, quizá sólo unos meses más. Que los productos de tecnología duren tanto tiempo es poco visto, lo que sucede es que tiendo a cuidar bien mis pertenencias y, aunque parezca egoísta, no las presto (sobretodo los libros: ¡jamás!).

Monitor Phillips 105E. Lo estoy viendo mientras les escribo y no dejo de sonreír.  Próximo a cumplir 16 años en febrero, este monitor de 15" quiere romper todos los records. Originalmente su color era como el marfil, pero ahora es más bien como un amarillo chamuscado.

Ahora pasemos a los pesos pesados, las leyendas, los mitos vivientes.

Máquina de afeitar Phillips. No hace falta decir que estos productos están diseñados para durar muchos, pero muchos años; dudo que la mía sea una excepción. A la fecha lleva 27 años en servicio, aunque los dos últimos años casi no la he utilizado, porque la guardo en otra ciudad y cuando estoy por allá, siempre afeita mi rostro sin dejarme rasguños. Eso sí, la pobre ha sufrido porque tengo barba hasta para regalar.

Juguetes. Aunque yo dejé de divertirme con He-Man y sus amigos, con la plastilina, playgo, dinosaurios, robots y soldados, hace mucho, pero mucho tiempo, mis sobrinos sí que los están disfrutando. Pensar que yo los cuidaba tanto, los reparaba, los limpiaba y guardaba; para que vengan ellos y les arranquen las piernas, los dejen tirados, etc. Tiempo estimado de vida: más de 30 años, y un robotito que es herencia… o sea ha de tener más de medio siglo. Cierto que no se usan continuamente, pero cuando se usan, ¡carambas! Sí que les dan duro. En fin, nunca se sabe, quizá los regrese al servicio activo muy pronto; y la próxima vez He-Man será derrotado por los robots transformadores... para variar. ☺

Mención honrosa: Fedón. Lo compré hace 20 años y, considerando que un libro no se lee más de 1 vez en la vida, este diálogo de Platón, con al menos 6 lecturas de mi parte, merece una mención honrosa. El único otro libro que comparte este número de lecturas es "A sangre fría", de Truman Capote; aunque yo todavía no lo leo, ni siquiera es mío, pero sé que le dieron 5 pasadas entre mi padre y mi hermano.


Ahora que lo pienso, no tengo muchas pertenencias. Me tenía por materialista; pero siempre he querido tener lo mínimo posible, en parte porque nunca estoy decidido a establecerme en donde resido. Hace años sólo deseo un lugar para asentarme. Espero pronto comprar un terrenito y construir la casa con mis propias manos, en ese hermoso valle.

Por ahora no se me viene a la mente más pertenencias legendarias. Varias dejé de utilizarlas porque he vivido en distintas ciudades en estas décadas; como no las llevé conmigo, no las considero para esta lista porque no han tenido uso constante, pero aunque todavía existen, y puedo en algún momento volver a servirme de estas, sólo he querido considerar las pertenencias en servicio activo.

P.D.: Al cierre de este artículo y después de las revisiones pertinentes, recordé una pertenencia por motivo de mi nacimiento: el regalo de mi abuelito. Lástima que hasta hoy no me lo entregan, porque lo tienen guardado en algún lugar seguro; es decir, nunca lo he visto. Alguna vez mi madre habló de su existencia y de su custodio, pero no sé más.

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