¿Invertir en ecológicos o invertir en transgénicos?

Fernando Alvarado de la Fuente
Ecoportal.net

Según declaraciones de los funcionarios del INIA y del Ministerio de Agricultura de Perú, estas entidades calculan invertir 30 millones de dólares en la creación de un Instituto de Biotecnología moderna, entendiéndose entre líneas que se trata de un inversión para obtener trangénicos ’made in Perú’ sobre la base de productos nativos (papa resistente a heladas o rancha) o productos con alto potencial como la papaya.
Suena atractivo y tentador... ¿quiénes osan ir contra la corriente de las tendencias? ¿quién se opondría a tan sanos intereses? ¿por qué oponerse a que los agricultores pobres accedan a cultivos rentables?

Analicemos esta buena intención con los pies en la tierra. Los datos internacionales nos refieren que, para obtener una semilla transgénica, es necesario una inversión de millones de dólares, a lo largo de 8 a 10 años de pruebas e investigaciones.

La inversión de 30 millones de dólares que anuncian nuestros funcionarios del MINAG, a lo sumo alcanzaría para el desarrollo cabal de unas pocas semillas transgenicas y luego de 8 a 10 años de ensayos e investigaciones podrían ser "viables" o "vendibles".

Esta simple comparación de cifras nos verifica que difundir semillas transgénicas peruanas, en nuestro territorio o en el exterior, no resulta un "negocio" que beneficie a una mayoría de peruanas/peruanos.

Nuestro escepticismo nos lleva a pensar que esa inversión sólo beneficiaría a unos poquísimos científicos que asegurarían trabajo por dos lustros, sin llegar a ser un aporte real al Perú.

Además de éste, son varios otros los argumentos que sustentan lo desatinado de promover transgénicos en el Perú; aunque el expuesto aquí quizá sea el que más nos motiva, ya que, los que promovemos la agricultura ecológica desde hace más de 20 años en el Perú sabemos que con muy poca inversión hemos logrado impactos positivos que benefician a miles de pequeños productores en una superficie que no se ha desgastado ni contaminado, por el contrario tiene potencial para brindar aún mucho más.

Apliquemos esos mismos 30 millones de dólares de inversión en una agricultura ecológica, e inclusive sometamos ese escenario a las mismas preguntas ¿quiénes osan ir contra la corriente de las tendencias? ¿quién se opondría a tan sanos intereses? ¿por qué oponerse a que los agricultores pobres accedan a cultivos rentables?

Breve antecedente de las tendencias

En el año 2000 ya se calculaba ...

· alrededor de 10 mil productores ecológicos certificados,
· 50 mil hectáreas de cultivos ecológicos diversos,
· exportaciones por 30 millones de dólares,
· ventas locales por miles de dólares

En el año 2008 hemos avanzado a ...

· 40 mil productores ecológicos certificados (cuatro veces más, en menos de 10 años),
· 300 mil hectáreas, en 20 regiones del país,
· 220 millones de exportaciones (la proyección a partir de ventas en el 2007 por poco más de 160 millones de dólares)
· 2.3% de los productores colocan el 8% del total de exportaciones agropecuarias del país
· ventas locales por un millón de dólares a través de las bioferias (Miraflores y San Isidro), el Punto Justo y Sano de San Borja y algunas ferias ecológicas en Huánuco, Huancayo y Abancay.

En menos de una década éste ha sido el avance gracias al esfuerzo silencioso de algunas ONG y de los propios agricultores, sin acceder a beneficios, incentivos, ni apoyo estatal alguno.

El único apoyo estatal en esta última década provino casi exclusivamente de PROMPEX, hoy PROMPERU, que dedicó una persona, a tiempo parcial, para apoyar las exportaciones ecológicas.

La atención por parte del Estado se reflejó en la creación de la CONAPO (2001), el Programa Nacional de banano orgánico (2002) y la autoridad nacional competente en producción organica (2004).

Los avances en la producción ecológica también merecieron la emisión del reglamento técnico de producción y, más recientemente, la ley 29196 (Ley de fomento de agricultura orgánica o ecológica)

Las cifras hablan por sí solas

La inversion para implementar la BioFeria de Miraflores en diciembre 1999, fue de menos de 10 mil dólares donados por la agencia ICCO, de Holanda. Al 2008, la BioFeria de Miraflores vende 10 mil dólares semanales, medio millón al año.

Implementar 100 bioferias, a 10 mil por cada una, implicaría una inversión de sólo un millón de dólares y podríamos vender 20 millones de dólares anuales.

Una inversión con alta rentabilidad económica, social, que redunda en alimentos de calidad para la población y en uso sostenible de los recursos.

El Perú podría -y debería- tener 100 bioferias funcionando semanalmente a nivel nacional. Claro que ello demanda voluntad y apoyo de los municipios y de los consumidores y, mucha organización.

Luego, si evaluamos el aspecto de garantía, un certificado ecológico significa un costo de dos mil dólares por comunidad campesina (o grupo de productores) de la sierra o comunidad nativa de la selva, que en general son fundamentalmente ecológicas.

Con 10 millones de dólares podríamos certificar cinco mil comunidades.

Esta inversión permitiría tener, en menos de cinco años, 150 mil productores ecológicos y con ello, el primer lugar a nivel mundial en número de productores, superando los 80 mil que tiene México.

A su vez, habríamos certificado 15 millones de hectáreas, sobre todo en pastos naturales y desplazaríamos a Australia, cuya superficie certificada de 12 millones de hectáreas (en pastos) la coloca en primer lugar mundial.

Si seguimos teniendo de base los 30 millones de inversión, otra porción puede orientarse al fortalecimiento de capacidades empresariales de los productores ecológicos, apoyándolos también a que participen en ferias internacionales como la BioFach de Alemania, o la BioFach América Latina que se organiza en Brasil.

Igualmente, se podría promocionar el Perú como un país ecológico / orgánico.

De esta manera, con un plan integral de promoción, en menos de 10 años podríamos exportar tres mil millones de dólares de productos ecológicos certificados, en una gama que abarcaría todo un abecedario de biodiversidad.

¿Cuánto se habría invertido hasta aquí? Según estos cálculos, probablemente ni 30 millones

¿Qué proporción de peruanas y peruanos se habrían beneficiado? Del 1’750,000 familias de productores alrededor del 10%, con perspectivas reales de abarcar cada años a mas sectores.

En conjunto ¿qué estaríamos alcanzando? Seríamos una de las cinco potencias mundiales en produccion de alimentos ecológicos

La inversión de 30 millones por parte de los pro-transgénicos ¿lograría lo mismo?

Las cifras son objetivas, no hay mejor inversión posible que la de promover la agricultura ecológica. Invertir en ella es aportar a superar la pobreza, modernizar nuestra agricultura en forma sostenible, aportar a la soberanía alimentaria y a enfrentar el cambio climático.

Prioricemos la agricultura ecológica, es el enfoque que más conviene al conjunto del país; la tecnología de los transgénicos sólo beneficiará a unos pocos y pone en peligro el futuro de nuestros recursos, de nuestra salud y de nuestra biodiversidad.

Hemos presentado brevemente lo que el movimiento agroecológico ha alcanzado hasta el presente y hemos planteado propuestas concretas a la tecnología de los transgénicos.

Pedimos a todas y todos los agroecologistas del país a que hagan llegar sus aportes al MINAG. Con un respaldo significativo, de por ejemplo 30 millones de dólares, sí podríamos lograr maravillas.

Versión ampliada de la propuesta que hicimos en el Encuentro con el Ministro del Ambiente Dr. Antonio Brack el 24 de julio 2008.

* Presidente Centro IDEAS / Vicepresidente RAE Perú
bioferdi@hotmail.com / 4335060 / 3322020

Enviado por Cahuide

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