No podrás escapar de mí
No sé si serás tú quien no pueda escapar de mí, o —finalmente— seré yo quien no pueda escapar de ti.
Comienzo a sentir, involutariamente, sensaciones y emociones insistentes que creía olvidadas, enterradas o desterradas; en resumida cuenta: apartadas de mí.
Siento miedo porque es un riesgo que quiero y no quiero vivir. Pero estás ahí, en mi mente, no como recuerdo que se desvanece, mas bien como una reverberación, o como el agua de un río que fluye por una pendiente.
Son las matemáticas de la vida, las estadísticas y probabilidades, que intentan formar escenarios estocásticos que mi cerebro procesa en distintas iteraciones y con parámetros varios.
Con tantos procesos, la computadora orgánica devuelve resultados diferentes, pero son las acotaciones que definen si el riesgo se asumirá o no. Al menos esto se concluye con los cálculos.
Sin embargo los sentimientos tienen un proceso interno desconocido para mí, porque se desarrollan en el inconciente, sin que yo pueda advertirlos o alterarlos, solo están ahí entregándome la respuesta.
Esta respuesta eres tú.


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