Crítica a Una Batalla tras otra

Leí que actuaría DiCaprio y decidí asistir al estreno. Pero recibí a DiCaprio, Benicio del Toro y Sean Penn. Y con esto ya me sentía pagado, pero quería más, quería una buena película. Chase Infiniti está a la altura del elenco, pero es difícil brillar con estrellas de tanto recorrido a su lado. 

Desde las primeras escenas noté que avanzábamos siguiendo una narrativa socialista, del corte opresor; esas donde hay una política de gobierno que se impone gravemente contra un sector de la sociedad marginada, con personajes que viven (desde su punto de vista) en la injusticia y casi en la miseria.

Precisamente es el tema que no me motiva a seguir enganchado en una película, porque no quiero ver en el cine, lo que vivo día a día en un país tan corrupto e injusto, como Perú.

Traté de arrimar mis prejuicios y seguir adelante con la narrativa, muy a pesar de su ritmo trepidante y la música exhaustiva que no se va a detener en prácticamente la totalidad de los 160 minutos.

Al finalizar este tiempo, realmente no es tan emotiva en el sentido de apegarnos a los personajes, porque son estos tan reales, que no son ni buenos ni malos, solo son lo que son y hacen lo que hacen, según sus conveniencias personales. Porque pueden perseguir a los personajes y matarlos, pero a nosotros no nos va a interesar, ni vamos a sentir pena por ellos; mueren o sufren y punto. Excepto por el sensei y un poco por Bob.

Pero sobre la mitad de la película, acepto que esta es lo que es, y empiezo a disfrutarla, quizás también porque ya está claro hacia dónde se dirige la vorágine de escenas. Además de ver a un DiCaprio que interpreta al protagonista en forma magistral, casi como asegurándose el premio del mejor actor de este 2025. Sean Penn, como secundario, aquí hace historia con su personaje. Benicio del Toro tiene una participación menor, pero vital e importante.

No quiero alargarme tanto con la crítica, pero adelantaré que el trabajo con las cámaras destaca en la última media hora.

Es una película estadounidense, para público de ese país, hasta los autos son tradicionalmente gringos, conocidos como muscle car.  La ficción y la realidad que se muestran no nos compete, pero la conocemos. Cierto es que representa una visión progresista (políticamente hablando) de las políticas anti inmigratorias del Gobierno de Estados Unidos, así como del entorno supremacista racial que subsiste en la sombra, aprovechándose del plan del Gobierno.

Pero el progresismo es fanático, por esto intentan clavarnos que es la mujer negra quien está llamada a luchar por la libertad, transmitiendo de generación en generación, una estirpe de mujer negra soberana e indomable. La escena final de la película fue decepcionante y el punto con el cual me deslindo de su narrativa.

Y aquí hago un necesario spoiler.

Willa, interpretada por Chase Inifiniti, evolucionará hacia el final de la película, termina convirtiéndose en la extensión de su madre.

¿Realmente queremos que nuestros hijos sigan la lucha social, de la misma forma en que fracasamos miserablemente, a pesar que existe la posibilidad que nuestros hijos fracasen tanto como nosotros? Esto es fanatismo puro. Porque hasta los terroristas en Perú, dicidieron que era mejor cambiar la lucha armada para hacerlo desde las instituciones civiles. ¿Qué quiere vendernos la película? ¿Debemos sacrificar nuestro legado por causas que realmente no son sociales, sino personales? Porque ya Mahatma Gandhi demostró que sin violencia, sin progresismo y sin fascismo, puedes ayudar a la sociedad marginada. Porque los Jesuitas han demostrado por siglos, que pueden construir personas y una pequeña sociedad de gente comprometida con la familia. Y hasta el capitalismo ha demostrado que los inmigrantes pueden aportar positivamente a la sociedad y a si mismos, siempre que existan criterios técnicos y no progresistas, como los existentes en Europea. 

7.5/10. Gran trabajo de los protagonistas.