Crítica a Camina o muere

Lionsgate nos cumple con una propuesta renovada y diferente, esta vez con una película basada en la novela La larga marcha de Stephen King. Y ya parece que va quedando entre las dos mejores en lo que va del año, según mi criterio.

Voy a destacar el trabajo de la dirección, porque se hizo un esfuerzo para entregarnos un trabajo limpio, constante y emocionante. Además los personajes son interesantes y están bien representados por un elenco de actores no muy conocidos, pero sí muy esforzados. Admito que también asistí por ver a Mark Hamill.

Además del destacado trabajo técnico y artístico, el poder de la película se sustenta en la lealtad al argumento y a la facilidad con que se transmite el libreto al espectador, aunque debieron sacrificar profundidad en los diálogos para este fin.

Y es que gracias este sacrificio (o a pesar de este), el mensaje que intenta dejarnos la tragedia, resultó claro y lo saludo a plenitud. Espero que el espectador lo encuentre. 

Desearía que se hubiera explorado en las teorías filosóficas de Camus o Kierkegaard, aprovechando que los mencionaron en las conversaciones, de tal forma que comprendemos mediante el existencialismo, el sentido profundo de la marcha.

Hay que reconocer la creativad y expresión para representar el deceso de quienes van cayendo en el camino, tanto que me resultan exageradas, porque me pareció absurdo que nadie simplemente se desmorone por el cansancio, terminando desmayado sobre la vía. Es que todos los participantes tienen motivaciones distintas, pero: ¿qué lleva realmente a un humano a semejante competencia?

Es que en estos "finales" de personaje se les fue la mano con la "creatividad", aniquilando algunos competidores muy fuertes que podrían ganar la marcha; hasta parece que no tenían como eliminarlos y recurrieron al absurdo.

Nuestro protagonista me resultó un competidor débil, no cabe en mi mente cómo un sujeto sin preparación podría llegar tan lejos. No es suficiente motivación la que tenía en su mente (que no se revelará hasta el final), porque si tan motivado estaba, tranquilamente pudo entrenar desde antes de ir a la competencia para asegurarse la victoria; pero no, tenemos a un joven con sobrepeso y bonachón que intentará ganar con el poder de su mente. ¿Qué irreal, no?

David Jonsson y su personaje Arthur Baker se robaron la película. ¡Tremendos!

No me parece consistente el motivo que lleva a realizar la organización de la competencia, pero lo asumo como partida para iniciar la obra.

7.5/10. Atrapa al espectador de argumentos, no al espectador del cine tipo Marvel.

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