El árbol de la vida que murió
En ese lugar donde me refugio para recordarte, bajo una lejana luz amarilla que alumbra mi figura, pierdo mi mirada en el flujo del río, que con el rumor de su torrente se lleva mi alegría.
Bajo la inmensidad del cosmos, cuando escorpio está en el cenit de mis penas, busco en el sur para encontrar el recuerdo de tu inmaculado rostro; busco entre las estrellas, porque un alivio allá me espera.
Después susurro en el silencio que cautiva mi corazón, sé que jamás volveré a verte como antes mis ojos percibieron la luz de tus ojos, o como antes mis manos tomaron las tuyas sobre mi piel; sólo quedó el recuerdo de cuando tus labios negaron un beso a los míos, o cuando dijiste adiós en esa calle que no olvido.
Sí el amor prohibido es aquel que impulsa el suicidio, es en mi soledad que muero cada día, porque jamás volví a disfrutar de tu sonrisa, ni volveré a compartir la ilusión que tu presencia en mi producía.
En la ausencia de tu ser, mi ser se extinguirá como aquella luz que se pierde en la oscuridad; pero en tu compañía, seré como el árbol de tu jardín que todos los días alberga vida.
En la ausencia de tu ser, mi ser se extinguirá como aquella luz que se pierde en la oscuridad; pero en tu compañía, seré como el árbol de tu jardín que todos los días alberga vida.
Max Castro - "Duele amar"
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