El futuro le pertenece a los países milenarios


Hace muchos, pero muuuuchos años, escuché a Miguel Ángel Cornejo (un motivador mexicano que destacó en todo latinoamérica) en un coliseo de una pequeña ciudad al sur de Perú. Él viajaba dictando conferencias públicas para todos los interesados; quiero decir que no se dirigía exclusivamente a una clase social que podía pagar por oírlo; hasta yo, que era un adolescente cualquiera (pero amante de la lectura y el conocimiento) lo escuché en un coliseo repleto de gente. Este talentoso orador se presentó precedido por publicaciones que lo llevaron al éxito. Yo mismo, cuando púber, leía sus escritos y lo aplaudía.

A donde quiero llegar es a unas palabras muy esperanzadoras que pronunció en aquel coliseo, que se grabaron en mi mente adolescente y que cada cierto tiempo las recordaba como un presagio del futuro. Hoy, después de casi 30 años, quiero mostrarles la exactitud de su promesa.

Cierto es que soy un peruano que gusta de la región en donde se ubica Perú y de los pueblos que se asentaron en estas tierras, de quienes heredamos su cultura. Pero no me limito a mi país, en verdad me convertí en un ciudadano del mundo; o quizá más eso, pues me veo como uno de los infinitos miembros de este universo. No me cierro en el chauvinismo, en realidad soy muy crítico con el país donde vivo; pero como nos sucede a todos, tenemos un cariño especial por la tierra que nos vio crecer.

Las palabras de Cornejo han resonado por décadas en mi cabeza, de las que recuerdo como extracto lo siguiente:
Los países líderes del futuro serán los países con culturas milenarias, como Perú y México.
Amigo que vives en Perú o México:
¿Te parece que nuestros países son líderes en algo que no sea corrupción, delincuencia o narcotráfico?
No ha pasado un par de años desde entonces, ¡han sido décadas!, y se puede afirmar que Cornejo nos mintió en aquel coliseo, pues sólo pronunció palabras para llenar nuestras mentes de esperanzas bellas, pero inalcanzables. Entiendo que como motivador (el más exitoso de esos años) tenía que mostrarnos el lado amable de la vida. Y él sí fue un orador brillante, pero en esa oportunidad fue un sofista, no un filósofo.

Pero en realidad él es sólo el chivo expiatorio de la nuestra realidad, porque él no tiene la culpa por el fracaso en este país, o que yo haya creído en sus palabras.

En esos años Perú atravesaba la peor crisis de su historia, aún peor que la de la Venezuela actual (y sin considerar el terrorismo en Perú). Más de 2’000,000% de inflación acumulada en el gobierno del presidente más inútil de la historia —Alan García Pérez— lo avalan. Es aquí donde vemos que tan culpables somos los peruanos en nuestro destino: quince años después volvimos a elegir como presidente al mismo imbécil. Pero me sacudo la culpa pues yo no voté por él, y en lo que me resta de vida no dejaré de pregonar, del mismo modo que lo haría un profeta en medio del desierto, el total fracaso de su política y la absoluta imbecilidad de los peruanos.

Amigos de Venezuela:
Maduro está  gobernando de forma similar a como lo hizo el incompetente Alan García en su primer gobierno.
Para que no se ofendan los partidarios del citado inútil: RAE define imbécil como "tonto o falto de inteligencia". Y lograr lo que logró ese presidente peruano, es propio de alguien falto de inteligencia, o sea de un imbécil. Precisamente este sujeto dijo alguna vez: "no seas imbécil hombre, la plata llega sola"
 
Realidad: los países líderes de esa época siguen siendo los mismos de esta época. Los países milenarios seguimos siendo bananeros.


Miguel Ángel: ¡te equivocaste hermano! Y lo peor es que te creí.

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