Retrato partido
El cielo que celeste estaba, después de tu partida oscureció. Ahora escribir, que antes era mi pasión, resulta en un suplicio como el castigo que Sísifo sufrió.
Pues cómo olvidar las penas pasadas, si entre ellas habita el recuerdo que me dejó tu compañía. Porque antes yo amanecía a tu lado con el canto del gorrión, pero hoy cubro mi soledad mientras un búho me arrulla.
Por las tardes, la cosa no ha cambiado demasiado. El trabajo me resulta una sinfonía de una sola nota, animada con trovas que parecen aullidos de algún can, que en las afueras de su casa quedó.
Te he callado lo que siento, porque sí antes fuimos como dos piezas que encajaban, hoy estamos partidos entre cinco mil fichas de un rompecabezas que alguien revolvió. Pero si algún día nos reencontramos, formaremos la fotografía donde tú y yo estamos juntos, así como en el retrato que adorna mi habitación.
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