El último canto del cisne
Niña, no sabía que el tiempo pasaría, pero ha llegado el día en que tus alas te llevarán sobre otros paisajes, volando con otra compañía.
Recuerdo aquel once de octubre, cuando el viento enfriaba el rostro y el agua helaba mis manos; estas mismas manos que te alzaron en esa habitación del hospital, frente a un médico y dos enfermeras, cuando en el centro de la escena, agotada tu madre nos sonreía.
Andando por los años, que pareció una vida de eterna felicidad, tu figura cambiaba y tu voz también. Cuando eras tan pequeña todo me lo creías, después no cesabas en cuestionarme cuanta respuesta recibías y, cuando pasaste la adolescencia, desarrollaste tu perspectiva particular.
Pero ingenuamente seguí pensándote coma a una bebé. Hasta el día que de tus labios, un hermoso canto de cisne oí, entendiendo que era la hora de tu partida. Hoy te despides dejándome un abrazo, si acaso en algo consuela este último adiós.
Estaré presente en tu futuro, cuando con ese otro lo decidas, y si no podré tenerte entre mis brazos como a mi niña, será mi alegría disfrutar tu canto y ver tu vuelo guíando a tu propia familia.
Pero ingenuamente seguí pensándote coma a una bebé. Hasta el día que de tus labios, un hermoso canto de cisne oí, entendiendo que era la hora de tu partida. Hoy te despides dejándome un abrazo, si acaso en algo consuela este último adiós.
Estaré presente en tu futuro, cuando con ese otro lo decidas, y si no podré tenerte entre mis brazos como a mi niña, será mi alegría disfrutar tu canto y ver tu vuelo guíando a tu propia familia.
Comentarios
Publicar un comentario