Lo mejor de tu vida
Por seguir tus acaramelados ojos vivimos en el tabú de la sociedad; alejados de las miradas ajenas y de las lenguas profanadoras de un incomprensible amor que, rebosante de ese cariño juvenil y sincero, se perdió cada tarde entre calles y parques bulliciosos donde la multitud ocultaba nuestra unidad.
Recuerdo cuando nos escondíamos en mi habitación con la puerta abierta... El delirio inducido por nuestras caricias, sólo fue superado por nuestros inocentes juegos debajo de mis frazadas y con la ventana abierta. Entre sonrisas, nuestras voces murmuraban —sin temor o maldad— exactamente las palabras que deseábamos oír.
Cuando finalmente el silencio prorrumpía nuestra pasión, te veía dormir sobre mi pecho con delicada tranquilidad, entonces recorría el perfil de tu rostro con mis sosegados ojos hasta conocerlo a la perfección. Y aún en tus sueños más profundos, tu aliento me acariciaba llenando de paz mi corazón.
Cuando finalmente el silencio prorrumpía nuestra pasión, te veía dormir sobre mi pecho con delicada tranquilidad, entonces recorría el perfil de tu rostro con mis sosegados ojos hasta conocerlo a la perfección. Y aún en tus sueños más profundos, tu aliento me acariciaba llenando de paz mi corazón.
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