Poesía para mi madre
Madre mía, tú me conociste primero
y cuando por fin emergí de tu vientre
esta vida me llegó como un lucero.
Todas mis virtudes nacieron bajo tu amor
descubríendo la ternura y el consuelo
descubríendo la ternura y el consuelo
cuando entre tus brazos me cubriste con primor.
La melodía de tu voz me arrulló por años
y con la suavidad de tu canto
llegaba hasta el mundo de los sueños.
Cuando en mi tristeza te buscaba
un pájaro desde el cielo atestiguó
todo el afecto que usted me daba.
Fue desde la cruz que un sufrido también oyó
las oraciones que por mi recitabas
rogándole al cielo para que me envíe apoyo.
No lo recuerdo, pero lo sabe el mismo dios
que el primer ósculo de verdadero amor
lo traigo en mi frente como un regalo de tus labios.
Y siendo adulto, largos meses estuve hospitalizado
pero tu compañía no me faltó
aún en la noche, porque dormiste sentada a mi lado.
Y siendo adulto, largos meses estuve hospitalizado
pero tu compañía no me faltó
aún en la noche, porque dormiste sentada a mi lado.
Daniel.
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