Sin la luz de una estrella
Volaron los gorriones cuando terminó el verano. Fue una mañana donde brillaba en este cielo, la luz que nos protege del frío universal e infinito, que trasciende cualquier mundana mirada.
Después la mañana se tornó glacial, hasta hoy y para siempre.
Los amaneceres no volvieron; la noche congelada en mi tiempo se quedó. Hay luz en las estrellas inalcanzables, pintando coloridos amaneceres en otros mundos, abrigando la vida que allá subsiste.
Se extinguió la edad de la luminiscencia, la noche eterna llegó.
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