La poesía ha muerto
En este marchito jardín de gotas evaporadas, debajo de un cielo celosamente pulcro, radiante allá en lo alto pero ardiente en este suelo; se extinguen la prosa y el verso que antes florecieron, en estas plantas hoy monocromáticas y vencidas, inclinadas, como suplicando una gota, a eso que es celeste y fausto.
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