El grinch de la navidad

Faltan pocos días para la nochebuena y ya el ánimo festivo se impone ante la adversidad, pero hay una criatura de cabello corto que se debate entre la alegría y el pesar.

¡Por fin navidad! Y como siempre no tengo dinero para estar astando en regalos. Voy a decirles a todos que no me regalen para no quedar comprometido con ellos.

¿Por que la navidad no puede ser una fecha de unión y sólo eso? ¿Por qué hay que regalar? Quisiera que la familia esté reunida ese gran día, que nos abracemos, cenemos en un comedor especialmente decorado y disfrutemos de al menos tres días de grata compañía.
—Aló. ¿Hermana? ¿Qué planes para navidad?
—Estaré en casa el 22. ¿Tú cuándo llegarás?
—Llegaré el 24 en la mañana. Por cierto, no hace falta que me regales algo, lo importante es pasar el tiempo en familia.
—Pero ya te compré un regalo cuando estuve en París.
—¡Qué bueno hermana! Gracias. Ojalá te guste el mío. Entonces nos veremos el 23. Cuídate.
—Ya hablamos, bye.
¿Qué será? Seguro no es tan barato, voy a tener que meter al presupuesto un regalo interesante para ella. ¿Todavía le gustarán las muñecas...?
—Hola madre. Dice mi hermana que llegará el 22 a la casa.
—Sí, ya me dijo que llegarás para el 24.
—Así será. No hará falta que gastes en regalarme algo, mejor gastamos en la cena.
—Ya hijito, ya veremos.
—No, en serio, la navidad es de los niños; ya tienes tres nietos y yo tres sobrinos para consentirlos.
—Sí, verdad.
—Claro, entonces ya acordamos, nada de regalos.
—Cómo será pues, Voy a salir. Besitos
—Besitos mamá.
No me convence. Algo me comprará. Será un regalo adicional que no puede ser cualquier cosa. No queda más que "romper el chanchito".
—¿Papá? Hola.
—Hijo, ¿Cuándo llegarás?
—El 24 a primera hora. Pasaré por la tarde a visitarte.
—Sí, tienes que venir, tengo un presente que te va a gustar.
—Gracias papá, yo también te compré algo...
¡No puede ser! Pero si el año pasado le di un regalo de alpaca, seguro que ahora desea igualar mi regalo. No puedo ofenderlo con algo menor. ¡Miércoles! La cuenta va creciendo.
—¡Hola abuelita! ¿Cómo está mi abuelito?
—Bien hijito, los dos muy emocionados por viajar a verlos a todos ustedes. Espero que me hayas comprado un lindo regalo.
—Claro abuelita, a los dos...
—Sobrina, estaré el 24 en casa, pero no llevaré regalo para ti.
—No pues tío, no tengo plata, todo se va en mis estudios.
—¿Pero no dijiste que trabajarías en vacaciones?
—Sí, pero no consigo.
—Mmm. Ya. No te preocupes.
—Tráeme un bikini pues tío, ya estamos en verano.
—Ya sobrina. En tus fotos veo que has estado gastando en el gimnasio.
—¡Nada! Salgo a correr.
Siempre le regalé ropa de marca; esta vez no puede ser diferente. Pero ya es mucho dinero. Mejor me sinceraré con mi hermano, él siempre es una persona razonable.
—Hola hermano. ¿Cómo va el trabajo?
—Estoy de vacaciones hace tres semanas.
—¡Ah! Es que nadie me contó.
—Lo que sucede es que nunca llamas a nadie. Espero que esta navidad al menos entregues regalos.
—Justamente quería decirte que no me ha ido bien en los negocios este año y no podré regalarte...
—¡No seas sinvergüenza, oye! Ningún año recibo un regalo tuyo...
—Ja, ja... ¡Feliz día de los inocentes! Ya te había comprado algo bacán, como para tu nivel.
—Mi esposa te compró algo.
—¡Cómo!
—¿Cómo que cómo?
—Digo que cómo se enteró que le iba a dar un presente.
—Ella es muy intuitiva, tu sabes. Bueno estoy manejando, después hablaremos.
—Listo, nos veremos el 24.
¡Maldita sea! ¡Trágame tierra! Me sacaron dos regalos. Mejor no llamaré más. En fechas como estas desearía ser niño nuevamente. ¿Cuándo la navidad se volvió tan comercial? El capitalismo nos está devorando.
—¡Hijo!
—Hola mamá.
—¿Qué te iba a decir? Ah sí. No te olvides de traer dos botellas de champagna y un pavo de 10 kilos.
—¡Noooooooooooo!
—¿No qué?
—Que no me olvidaré, madre.
En esta navidad estoy decidido a proponer durante la cena, que  para el próximo año ningún regalo exceda los 20 soles.
—Mi amor, la verdad que voy a gastar mucho en la navidad y tu regalo será algo más simbólico.
—Mi madre tenía razón sobre tí...
—¿Y ahora qué fue lo que dijo sobre mí?
—Que no debería fijarme en un tacaño como tú...
—¡Ay amor! No es eso. ¿Qué te parecen esas gafas rosadas para el sol que vimos el otro día?
—Quiero el tratamiento completo para el cabello de la marca Odiseo-hair.
—¿Ese que cuesta como 200 soles?
—No te preocupes amor, está en promoción, viene con una peineta de regalo.
—¡Uy, qué bueno amor! ¡Tu cabello estará más hermoso! Ojalá sea una peineta enorme...
¡Me lleva el carajo! ¡Me quedé sin sueldo y todavía falta el año nuevo! ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo me escapo? Con una familia como esta, ¡quién necesita enemigos!

Bueno. Lo importante es que la pasaré con mi familia.



Comentarios

  1. Jajajajajajajajaja, imagínate a mi me iban a regalar un almuerzo y me lobpasaron para la noche, hay almuerzo a esas horas? Cierto, desgasta mucho y también prefiero un abrazo sincero y que me ayuden a decorar. Pero si yo npbayudo cuando pintan la casa, arreglan conexiones, limpian ventanas y podan el pasto... pues como que mejor decoro sola. La cena la hace mamá!!!!

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