Quiero tenerte conmigo
Blanca, blanca fue la noche baja la luna llena, al pie del volcán, que coronado por un sombrero de nieve perpetua, nos obligó a cobijarnos bajo las frazadas de un lecho temporal.
Abril. Los días pasan y no me siento más cerca de ti, quiero ser todo lo que respiras, deseo que seas toda para mí. Me acuesto pensando que te estoy acariciando, para no arroparme con la tristeza de no tenerte, cuando estás alejada de mi lado.
Un viaje, más allá de nuestra ciudad nos espera una familia: una madre, un padre; nuevos personajes que nos acompañarán, seres que lo lograron en la vida, esperan que nosotros plantemos nuestra semilla, que germine con los años y florezcan hasta la eternidad.
No, no puedo tenerte más de dos horas al día. Cómo quisiera expresarte que mi amor por ti es único, que inflamas mi corazón cuando sonríes. Quiero decirte que me siento preso en tu ausencia, pero llega mi libertad, cuando estoy ante tu presencia.
¿Por qué? Porque no soy una persona fría, vivo cada momento como si fuesen la noche y el día; no existen medias tintas para mí, lo quiero todo o me quedo en la nada. Sentir tus manos en mi rostro, tu abrazo fuerte cuando no lo espero, hasta oír tus ideas de una vida conmigo, cuando estoy mordido por la apatía.
Lo sé, es muy pronto para esperar lo que espero, mas no puedo contener esta emoción, así como nadie puede parar el latir de un corazón. Intento ser paciente, confío en tu juicio, pues yo soy sólo pasión, y tú debes guiarme por el buen camino.
Sí, quizá soy un soñador, y tú eres el sueño más hermoso que he tenido. Si miro hacia adelante, no puedo verme contigo, entonces me convenzo que mejor es esperarte, hasta que en algún día, tú y yo, compartamos la misma habitación.
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