Everest - Crítica
La película empieza bien y directo con el tema. La visión de una de las caras del Everest en el mismo inicio es motivadora. Ciertamente me gustó pero perdió la oportunidad de ser grande. Aún así es lo mejor en varias semanas o meses de estrenos pobres, ya estaba cansado de películas que se venden por sus efectos especiales. Everest es como un dulce paseo en tren, no un viaje por una montaña rusa.
Bien por Jake Gyllenhaal, siempre arriesgando en papeles tan diferentes, pero su personaje, como el de todos, se pierde en la gran cantidad de ellos. Pero el reparto cumplió con su parte, las críticas no van para ellos.
Una mención especial a los 20 asistentes de la sala, el silencio fue total en la función de las 9.30 de la noche. Con asistencia de este nivel, vale la pena regresar en ese horario.
Me impresionó que Anatoli puediera subir sobre los 8,000m sin tener que usar un tanque de oxígeno, esto está fuera de la normalidad, sin embargo averigué que este dato es cierto. Hay que ver la increíble fortaleza de las personas que son capaces aventurarse en un pico tan elevado.
El ascenso no debe sorprender a todos los que vivimos en los andes, pues muchos hemos recorrido sobre los 4,000 por motivos de trabajo, pero no es fácil ir más allá. La última vez que estuve en los 5,000, hace como tres años en el nevado Surihuiri, experimenté como mi nariz no dejó de sangrar por las noches, recostar la cabeza sobre una suave almohada se compara a la experiencia de dormir sobre una roca. Es necesario esperar algunos días para aclimatarme.
Me sentí identificado con las diferentes niveles de altura que mostraban en la película, recordé experiencias particulares, al menos hasta antes de llegar al campamento en los 5,300.
¿Qué le faltó a esta película para ser inolvidable?
Me la pasé esperando 2/3 de la película por los momentos de máxima tensión, luego perdí las esperanzas, la adrenalina nunca fluyó en suficientes cantidades, que es lo que se espera en una película de lucha contra la madre naturaleza. Felizmente las palomitas sí estuvieron en cantidades suficientes.
También fue muy pobre la llegada a la cima, nada especial, ni una sola fotografía o toma particular desde los 8,848m. Se desperdició el entorno visual.
Bien por Jake Gyllenhaal, siempre arriesgando en papeles tan diferentes, pero su personaje, como el de todos, se pierde en la gran cantidad de ellos. Pero el reparto cumplió con su parte, las críticas no van para ellos.
Una mención especial a los 20 asistentes de la sala, el silencio fue total en la función de las 9.30 de la noche. Con asistencia de este nivel, vale la pena regresar en ese horario.
Me impresionó que Anatoli puediera subir sobre los 8,000m sin tener que usar un tanque de oxígeno, esto está fuera de la normalidad, sin embargo averigué que este dato es cierto. Hay que ver la increíble fortaleza de las personas que son capaces aventurarse en un pico tan elevado.
Nevado Surihuiri |
Me sentí identificado con las diferentes niveles de altura que mostraban en la película, recordé experiencias particulares, al menos hasta antes de llegar al campamento en los 5,300.
¿Qué le faltó a esta película para ser inolvidable?
Me la pasé esperando 2/3 de la película por los momentos de máxima tensión, luego perdí las esperanzas, la adrenalina nunca fluyó en suficientes cantidades, que es lo que se espera en una película de lucha contra la madre naturaleza. Felizmente las palomitas sí estuvieron en cantidades suficientes.
Quebrada Surihuiri |
Desde la llegada de la tormenta el drama se vuelve interesante y por fin se muestra la rudeza de la montaña. En ningún momento sentí vértigo o las ganas de compartir con los personajes el ascenso a la montaña. No llama la atención; la forma como desaparecen Harold y Doug impactan levemente, pero me dejaron una sensación incompleta.
La película terminó tan fría como las nieves permanentes del Everest. La tragedia no convence, aunque admito que fue bueno volver a ver al texano entre los vivos. Y qué locura la de ese piloto, ese era el más demente de todos. Porque hay que ser francos, sólo la demencia nos lleva a placeres tan extremos.
Pero... ¿Yo lo haría? A esta edad ya no.
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