William Luna y Max Castro en concierto - Parte 1

En este artículo estoy calificando, con sarcasmo y parodia, la calidad del teatro que acogió la presentación de Max Castro y William Luna, en el concierto realizado hace pocos días en la ciudad de Arequipa.

Bien, antes de iniciar el raje, dejo claro que la presentación de Max Castro estuvo muy buena y la de William Luna fue enorme. Tengo muchos años siguiéndolos y veo, con alegría, que serán muchos más.

No pude asistir a los conciertos de Pelo de Ambrosio y de Lucho Quequezana, así que esta era la oportunidad para reinvidicarme con mis gustos autóctonos.


Era mi primera visita al Teatro Municipal de Arequipa, que según escuché, lo habían mejorado meses atrás. Aunque fue enorme mi decepción desde el palco general, pues las refacciones se realizaron al estilo arequipeño. Y todavía publican en la fachada que es el "Orgullo de Arequipa". Lo que es tener la autoestima baja... Ja Ja.

No sólo se rebasó la capacidad de los que podían estar sentados sobre un asiento [de madera], pues yo estuve sentado sobre el frío cemento de las gradas, sinó también -y principalmente- porque la acústica era pésima. Puedo tolerar que la infraestructura sea de baja calidad, misia, de pésimo gusto y hasta huachafa; también puedo aceptar que las puertas no se cierren automáticamente para evitar que los asistentes demuestren su incultura dejándola abierta cada vez que entran o salen de la sala, sé que no se puede esperar mas en un país subdesarrollado y con los peores niveles de educación en el mundo.

Reverberación
Pero lo que no puedo aceptar, son los efectos de la reverberación. En simple cristiano, que haya eco, que no se distingan las palabras, además que falte potencia en el audio, que el sonido no se distribuya adecuadamente en todo el ambiente, etc.

O sea, todavía que hay eco, te cantan canciones en quechua, que si no sabes la letra, te reventaste y no vas a tener más que mover la boca para fingir que la pasas muy bien y que eres el fan número uno. No lo digo por mi... ¡Ojo!.

Otra carencia importante fue la pésima iluminación, pero más que todo, el criterio en su utilización. Les cuento que encendieron todas las luces del teatro cuando faltaban 15 minutos para que termine la presentación de cada cantante. Talvés me equivoco, pero creo que los encargados querían avisar que faltaba cierto tiempo para que concluya la presentación (¡Qué tales imbéciles!). Además, en la última canción de William Luna, precisamente en "Linda Wawita", encendieron todas las luces del teatro desde su inicio. ¡Pero si era Linda Wawita! ¡Por todos los dioses! En serio que la cagaron.

No hay duda que este teatro está dirigido por gente incompetente. Pero no quiero quedarme corto con mi crítica, este teatro está dirigido por gente sin criterio que raya en la estupidez, tanto que me parece que mejor lo haría un chimpancé (WIN!!!).


Yo me pregunto: ¿Cómo habrá estado este teatro antes de la remodelación? Debió ser una reverenda mierd*.

No sé para qué construyeron el Palacio Metropolitano de Bellas Artes si no lo utilizan cuando se requiere calidad. No he asistido a un concierto en este lugar, pero seguro que es mejor que el teatro, aunque tengo mis dudas porque está totalmente cerrado con vidrio y metal; esto quiere decir que cuando se expanden las ondas sonoras, se reflejan en la parte opuesta al escenario y regresan hasta el punto de emisión, para luego volver a reflejarse hacia atrás y así sucesivamente.

Teatro griego de Dodona
Y pensar que hace 2,500 años los griegos ya representaban sus inmortales obras en teatros de calidad acústica insuperable. Y no faltará algún chistoso afirmando que la Scala de Milán también está totalmente cerrado; claro pues, pero con materiales acústicos.

Urge que esta ciudad, de casi un millón de habitantes, tenga un anfiteatro, que es lo adecuado para las presentaciones musicales. No está bien utilizar los estadios porque nunca se llenan con las presentaciones regulares; ni los teatros, porque después tenemos los problemas de reverberación.

Podríamos dejar el beneficio de la duda y tirarle el perro muerto a los organizadores, que alquilaron un lugar inadecuado para ahorrarse algunos billetes. Pero según mis cálculos, el concierto recaudó al menos S/.35,000; nada mal para una noche.

Y la próxima vez... ¡Voy a quejarme con tu abuela! Ya en serio, por favor mejoren la calidad del audio. Dejé esta sugerencia en la cuenta oficial de William Luna, y ya veo que le dio una manito arriba... snif.



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