Los perros bomba de la 2° guerra mundial
Durante la operación Barbarossa, los nazis pretendían dominar a la extinta URSS, y para esto contaban con 3,000,000 de hombres, 600,000 camiones, 3,000 tanques, 7,000 cañones y 3,000 aviones.
Los soviéticos, luego de ser atacados sorpresivamente, no tenían mayores opciones y fueron superados por una afinada estrategia de guerra nazi; la wehrmacht arrolló al ejército rojo y la luftwaffe barrió de los aires cualquier iniciativa soviética.
Los soviéticos, luego de ser atacados sorpresivamente, no tenían mayores opciones y fueron superados por una afinada estrategia de guerra nazi; la wehrmacht arrolló al ejército rojo y la luftwaffe barrió de los aires cualquier iniciativa soviética.
Pero nuevas armas rusas aparecieron para combatir a su temible enemigo, entre ellos destacaron los nuevos y poderosos tanques T-34 y los impresionantes lanza cohetes katyusha, pero ni estos detuvieron el avance nazi. Fué justamente en esas condiciones de clara inferioridad, en que se tomó la desesperada decisión de utilizar perros entrenados y cargados de explosivos para dirigirlos a los tanques de la wehrmacht.
Específicamente, estos perros eran entrenados en condiciones de hambre para obligarlos a buscar comida debajo de los tanques y luego detonar, mediante un transmisor, los varios kilos de explosivos que tenían adheridos a su cuerpo.
Se cree que esta estrategia no tuvo mayor impacto, porque los perros también buscaban comida debajo de tanques rusos, se asustaban con las explosiones o disparos y, finalmente, los nazis tomaron la decisión de disparar a cualquier perro.
Los soviéticos nunca han destacado en el cuidado de la vida de sus hombres. ¿Cuánto menos lo tendrían por sus animales? El último tristemente célebre y mundialmente conocido caso de crueldad animal en la era soviética, fué la muerte de la perra Laika, tema escondido por décadas por los comunistas, aunque este será motivo de otro artículo.
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