Relato de Guerra
Rotterdam, viernes, 10 de mayo. Algo terrible ocurrió anoche. ¡Empezó la guerra! Tío Pieter tenía razón. La ciudad ha sido bombardeada durante todo el día... Al principio mucha gente creía que eran prácticas. (...) Era cierto que había empezado la guerra y la radio estaba dando la alarma y pidiendo a cada momento a los hombres de la reserva que se incorporen al servicio en el puesto más cercano. (...) Papá dejó a Keetje en brazos de mamá y se marchó. Pocos minutos después volvió vestido de otra manera y portando una máscara antigas y una mochila. Besó muy fuerte a mamá, a Keetje y a mi y luego se fue corriendo. Gritó algo sobre cuidar a sus animales y mamá asintió y le dijo que tuviera cuidado, por favor.
Sábado, 11 de mayo. (...) Se acaba de producir el peor bombardeo de todos. Casi la mitad de las casas de nuestra calle han sido hundidas. Una bomba cayó en el cesped, junto al refugio está hundido, pero ahora lo están reparando el barón y otros hombres. (...) Toda la casa se conmovía cuando caía una bomba cerca. (...) Afuera están trabajando ahora las mangueras para apagar el incendio y la mitad de las personas del refugio, incluyendo a tío Pieter, se han marchado. (...) El aire huele a carne quemada y hay un resplandor muy amarillo por todo el campo de las bombas incendiarias. Tres hombres murieron cuando trataban de llevar una bomba que no había estallado aún.(...) Jan Klaes es el otro hijo de Mevrouw Klaes y está luchando en alguna parte, como mi papá. Dije, para mis adentros, una oración por mi papá y espero que Dios la oyera a pesar de todo el ruido. Le dije a tío Pieter que había rezado pero no dijo nada; sólo me puso su mano sobre el hombro. Tío Pieter ha ido al hospital a ver si encuentra a mamá. Se está haciendo tarde y creo que está preocupado. Yo sé que la encontrará. Keetje se ha dormido otra vez pero habla en sueños y no para de despertarse preguntando si ha terminado la guerra y cosas parecidas. Pobre Keetje, es tan pequeña y no sabe lo que está sucediendo... Yo creo que si lo sé y es peor de lo que nunca he oído y peor que la peor guerra del cine. Las ambulancias no paran de ir y venir; con tantas personas muertas no puedo apenas resistir el llanto. Lloré un poco cuando caían las bombas, pero había tantos niños allí que creo no me vio nadie. Me metí en la cama con Keetje y me tapé la cara. Esta vez estaba realmente aterrado.
Después: Tío Pieter volvió. No encontró a mamá porque está muerta. No lo puedo creer, pero tío Pieter no miente nunca. A Keetje no se lo diremos todavía. Las ambulancias no paran de chillar. Ya no puedo dormir, ni escribir más, ni nada.
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