La extinción de los baby boomers
La generación que nació terminada la IIGM, desaparece aceleradamente. Y no lo afirmo —solo— por la inevitabilidad del deceso de los congéneres por el transcurso de los años, sino por la extinción de su cultura.
Los baby boomers provienen de aquella generación conocida como "silenciosa", de aquellos que vivieron la gran depresión del 29, el auge del nazismo y toda la IIGM, que, a diferencia de la gran depresión, se extendió directamente por gran parte del mundo. Pero esta es una visión occidental de la realidad, pues en Latinoamérica no compartimos esos sucesos más que indirectamente y, a veces, lo sentimos solo por las noticias.
En diez años los medios de comunicación occidentales publicarán documentales para re-educarnos según su verdad, recordándonos de una tal guerra en Ucrania iniciada por las "ambiciones territoriales" de una "malvada" Rusia contra la "pacífica" civilización occidental, que incluye a la UE, EU, Israel, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelandia y algún otro. Pero en Latinoamérica no existió esa guerra, aquí no nos afectó, nadie conversa en las calles de esos sucesos o de los incendios en Los Ángeles o de la nueva pérdida de influencia (colonias) francesa en África. El mundo resultó ser más grande que la realidad interna de Estados Unidos.
Los boomers nacieron con la fuerza nuclear y vivieron con el miedo que apretaría el botón rojo. Con la caída del mundo soviético, la prensa de EU decidió jubilar aquella idea, por lo que la nueva generación nació sin el trauma. Pero ahora, cuando los boomers juegan su tiempo extra, no se van sin antes revivir ese viejo temor y el famoso reloj del fin del mundo.
Pero aún con todo, la cultura de los baby boomers se extingue.
Mire usted, ahora ya
nadie utiliza los cassettes o los discos de vinil, más que los
nostálgicos. Ya nadie tiene un televisor analógico. Tampoco hay una sociedad nacional católica. Tampoco hay familias numerosas con 6 miembros o más, o se compra una casa en la ciudad, pero sí un departamento pequeñito o una casita en una zona alejada y rural.
El auto dejó de ser estadounidense y el de lujo un alemán, ahora nos inclinamos a uno chino para cualquier caso y como el japonés no es eléctrico, se nos complica la elección. ¿Algún joven conoce al Mustang o Camaro?
Si no eras del team Coca Cola, lo eras del Pepsi; aunque ahora puedes ser del Big Cola o simplemente tomar agua.
La música de antes trataba de amor principalmente o de crítica social. Las de ahora son altamente sexualizadas, otras generadas inteligentemente por computadora o con ayuda de una IA. Antes habían bandas de música, ahora es un o una cantante que mejora su voz con autotune y detrás hay un equipo de producción muy grande. Antes era la banda de música como centro creativo y directivo, con una disquera y un representante; ahora es una disquera con poderosos equipos de cómputo y software muy sofisticado, que contrata una cantante muy sensual o un joven de aspecto agresivo (muy parecido al personaje Bruto en Popeye) y pasional.
The Beatles estaba en el recuerdo y en las radios hasta los noventas; se llegó a afirmar que no existía un hogar que no tenga un casete de The Beatles. Hoy ya ni existen las radios... Bueno, quizás exagero, existen pero están dirigidas a los baby boomers y para quienes desean oír noticias locales. Aunque ahí está la radio satelital Sirius que se resiste a morir.
Fumaban como chimeneas y se burlaban de los diferentes. Ahora casi no hay fumadores a la vista y se restringe el acoso o bulling. El psicoanálisis era la solución a los problemas mentales, ahora tenemos la terapia cognitivo-conductual, que estadísticamente obtiene mejores resultados.
El cine masculino estaba dominado por John Wayne, Clint Eastwood y otros vaqueros inmortales junto a otros actores del tipo Sean Connery. Hoy el cine masculino se filma con mujeres empoderadas, como una tal Capitana Marvel.
Estados Unidos llegó a la luna, la Unión Sovietica mandó al espacio al Sputnik, a Laika y mantuvo a la MIR. Ahora ninguno de los dos, ni sumando a China, pueden pasar de los satélites y, cuando fueron a marte, creo que a muy pocos les importó.
El teléfono de rueda o el de botoncitos, también los cables sobre las paredes por toda la casa dejaron de existir, tanto que la gente ya ni los puede imaginar. Claro que la excepción está en las dependencias del Gobierno o de la Policía en los países latinoamericanos, que no solo tienen cables sobre las paredes, también sobre el piso (y no es broma). Es más: ¿alguien tiene contratado el teléfono fijo en casa?
Antes se leían las noticias. Ahora NO se lee, se oye o se revisan memes de alguna noticia o personalidad.
Hoy estamos comprometidos con los perritos o cualquier nimiedad que nos aleje de otro ser humano. Como no puedo con mi realidad, culpo a todos (menos a mí), me distancio y busco un perrito para mi consuelo, sin respetar a la mascota como ser viviente que merece libertad; quiero ese perrito y será mi objeto; y, por si esto es poco, debes imitarme porque esto es ser humano. Puede morir un millón de personas en una guerra, pero no un perrito, esto causaría en mí un sentimiento de injusticia intolerable. Es decir, soy humano superior por alejarme y odiar a los humanos, o a una etnia, o a un género, y obligar a una mascota a seguirme en la locura. Y si no eres como yo: ¡te condeno!
Decían que la Unión Soviética y el comunismo eran los malvados y estaban interesados en desmoronar a occidente. Pero hace años sabemos que es el Reino Unido, los sionistas, europeos y principalmente Estados Unidos, quienes se han dedicado a arrinconar agresivamente al resto del mundo. ¡Y claro! La propaganda es tan fuerte, que nadie lo cree ni con wikileaks, o con la gran mentira para atacar Irak, o los planes públicos del Foro de Davos, etc. Sin embargo a raíz de la publicación de los archivos secretos de la USAID, el que niegue el expolio de occidente hacia el resto del mundo es un completo imbécil.
Antes éramos los países subdesarrollados, hoy somos el sur global, y no reparamos en mantener relaciones abiertas con China o Rusia.
Soñaban con el auto fantástico, con el hombre biónico, el control de las cosas con la mente, los robots futuristas y tantas cosas de sus mentes febriles. Hoy tenemos autos que conversan con nosotros, que se conducen solos, aparatos que obedecen lo que queremos con dos toques del dedo, personas que recuperan la visión con un chip incrustado en el cerebro, robots que actúan sin supervisión y hasta la computadora cuántica es una realidad
Los baby boomers, antes tan activos, ahora están en sus casas leyendo noticias, oyendo música del recuerdo, mirando memes o videos culturales, visitando a sus nietos más pequeños, esperando la llamada de los hijos, a veces reuniéndose entre ellos en algún café o en algún club con paredes enchapadas en madera, para hablar de política y de los tiempos mejores.
Sí jóvenes y señoritas, se extinguen porque es el orden natural de las cosas. Ya no tienen algo que ofrecer a las nuevas generaciones. Adiós baby boomers.
¿O no es así?
Yo diría que deberíamos hacerle esa pregunta a Putin, Xi Jinping, Trump, Bill Gates, Larry Fink y a un largo etc. Quizás al presidente de tu país o algún CEO de una empresa. También a los rectores, decanos o profesores y científicos más distinguidos de nuestras universidades.
Los boomers aún están entre nosotros. Tan activos como antes. Y así como antes, todavía sueñan con el mañana.
¿Y qué pasó con la "generación silenciosa"?
Warren Buffett, Geore Soros o Carl Schwab, siguen siendo referencia para millones de personas y aún definen el tiempo que corre y los años por venir.



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