Crítica a Benedetta
Buscaba una película ligera para cerrar la semana; una de esas basurillas en las que no necesitas pensar y solo distraer la atención. Sabía que Benedetta no cumplía estas características. ¡Pero al diablo! La tenía en mi lista de pendientes.
¿Vale la pena ver Benedetta? Sí.
¿Un cristiano practicante debería verla? No, porque se ofendería.
Me gustó la interpretación de Virginie Efira en el papel de Benedetta, transmitió las expresiones faciales y corporales que necesitaba el personaje. Hay que decir que este personaje era algo exigente. El desarrollo del personaje no me convenció del todo, pues no son claras las motivaciones de Benedetta. Yo entiendo que sufrió un trastornos post traumático cuando la sexualidad de una jovencita le llegó de la nada.
Hago una pausa para recomendar la lectura de "El Misterio del Áureo Florecer" por Samael Aun Weor, libro que trata estos trastornos desde la óptica espiritual y mística.
Charlotte Rampling, Daphne Patakia y Lambert Wilson destacaron en sus papeles, más que nadie: Rampling como Sor Felicita, personaje que me gustó por su integridad, la némesis de Benedetta.
La música no la sentí, creo que no resaltó. Tampoco tengo mucho que decir del trabajo de cámaras e iluminación, porque todo sucedía en una abadía del siglo XVII, cuando se alumbraban con velas las habitaciones de pequeñas ventanas; de tal forma que 120 minutos transcurrieron en un claroscuro donde a penas se veía una mierda. Y fue una lástima porque nos perderemos los desnudos de las monjas lesbianas con cuerpos "divinos", aunque llegaremos a oír sus "diabólicos" gemidos.
Hay quienes dicen que no es cine irreverente... Pero si mostrar una Iglesia Católica corrupta, un nuncio con mujeres e hijos, monjas lesbianas y tortura, no es irreverente, pues ya no sé qué carajo es una irreverencia.
Lo potente de la película es el argumento. Se vendió mucho (o quizás lo que más recuerdo) el tema de las monjas lesbianas, pero lo que realmente veremos es un revuelto de pornografía innecesaria, con hipocresía religiosa, costumbres arcaicas, ignorancia y trastornos psicológicos pronunciados. ¿Cuál es el resultado?
El resultado es una película fuerte, diría cruda, a veces difícil de digerir, pero más que lo anterior: difícil de entender. Por momentos parece que nos quieren vender el tema de la lesbianidad (si acaso existe esta palabra) como sustento necesario que permite a las protagonistas realizar cualquier embuste para justificar su unión. Un tema muy de moda y seductor para las mentes de estos tiempos.
Pero como mi mente no es de este tiempo, pienso que la conjunción de estos elementos sí están alineados y son perfectamente plausibles (tanto que la película se basó en sucesos reales), teniendo su origen en los trastornos psicológicos de la tal Benedetta.
¡Y cómo no! Mientras veía tanta monjita de claustro condenada hasta la muerte a mitigar con latigazos y oraciones sus elementos mortales, no podía menos que exclamar: ¡Qué desperdicio de vida! Nietzsche llegó muy tarde a este mundo.
Según mi análisis, la pobre Benedetta sufría de megalomanía y aluciones. Estoy seguro porque también recorrí un camino dizque religioso. La megalomanía se aferra a la mente, como lepra al cuerpo en distintos grados de afección.
La narrativa de la película es corta y estéril en la primera mitad, y abundante en la segunda. Es como si estuviésemos vivenciando un tsunami: primero todo quieto y de la nada nos cae la ola revolcándonos como a lesbianas en un lecho dionisíaco.... Bueno perdón, quise decir que nos revuelca en la orilla de la playa.
Como sea, la película logra impactar al espectador; es entretenida, por momentos desbordante, irreverente de principio a fin.
Por cierto, benedetta traducida del italiano, significa bendecida.
6.5/10. Debes verla sí o sí, siempre que no seas menor de edad.
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