Richard Clayderman
Richard Clayderman grabó su primer álbum cuando tenía 23 años. Es un recordado y mítico primer disco que incluye el tema Ballade pour Adeline, éxito del siglo XX en el piano. Y aunque esta bella composición lo llevó a la fama, este disco también contenía otros temas verdaderamente hermosos, que sólo sus seguidores los recuerdan, pues fueron opacados por la Ballade.
¿Alguien de estas décadas puede imaginarse una melodía de piano que alcance la popularidad en las radios y que sea parte de la moda? Esto pasó en 1976 con Ballade pour Adeline y 22 millones de discos vendidos lo avalan. Ingresó al registro histórico, ahora acompaña a Claro de Luna, Sueño de Amor y Nocturno No.2. Sé que parece extraña la comparación, pero en cuanto a popularidad, es muy cierto.
Para mi, ese primer disco de Clayderman ha sido el mejor de todos, me gustó su frescura y suavidad, se nota la pasión juvenil en cada una de sus notas. ¿Recuerdan Secret of my Lyfe (Two)? Sencilla, sin pretenciones, pero vital y contagiosa. Con los años la fama de Clayderman se hizo mayor, pero creo que nunca alcanzó la perfección de este disco.
Romantica Serenade, Lyphard Meloy y Secret of my Life, son ese trío que no puedo dejar de oír cuando quiero extasiarme con las notas de este virtuoso pianista. Son precisamente estas piezas musicales las opacadas por Ballade pour Adeline. Pero todavía hay mas, L'enfant et la Mer, cautivante por su vibrante introspectiva; Lys River, un encantador piano azul, Black Deal, Old Fashion, y La Milliere completan el éxito musical que felizmente dejaron Paul de Senneville y Olivier Toussaint en -literalmente- las manos de Richard Clayderman.
Créanme cuando les digo que todavía me emociono oyendo estas interpretaciones. ¡Cuánto se extraña la música de este calibre en un mundo ajeno a lo cultural y ansioso por lo impersonal y lo fugaz!
Presentar Yesterday, Moon River y otras populares en piano siempre es nostálgico, pero no son composiciones para piano y por esto no se acomodan a este instrumento, siempre resaltan los vacíos y los cambios a la versión original nunca terminan de convencer. Además, son aburridas de tanto haberlas oído en su momento.
Presentar Yesterday, Moon River y otras populares en piano siempre es nostálgico, pero no son composiciones para piano y por esto no se acomodan a este instrumento, siempre resaltan los vacíos y los cambios a la versión original nunca terminan de convencer. Además, son aburridas de tanto haberlas oído en su momento.
Qué diferente es cuando Clayderman interpreta la Sonata Húngara o Für Elise, pero en esta última falló agregando el sintetizador, pues esta pieza de Beethoven es perfecta tal como la dejó el Maestro. El mismo caso es con Claro de Luna, aunque el piano resalta mejor en esta interpretación, pero la desmerecen los arreglos, los acompañamientos y el final. Siempre resultará dificil igualar la obra Beethoviana.
Mientras que Mariage D'amour y A Comme de Amour sí resultan más atractivas y nos llenan de principio a fin. Aline es una de esas joyas donde le pegó al clavo, qué soberbio. Y en Eleana, Clayderman nos revela su lado más apasionado, después de todo no era un Rubinstein, pero tampoco llega a un Lang Lang.
Gran intérprete, sin duda, aunque no se sabe mucho de él en la actualidad. Conocía como llegar a los sentimientos más humanos sin necesidad de hacer música celeste. Ojalá aparezca otro virtuoso que nos acompañe en estos tiempos de cólera
Paul de Senneville - Olivier Toussaint |
Presentar Yesterday, Moon River y otras populares en piano siempre es nostálgico, pero no son composiciones para piano y por esto no se acomodan a este instrumento, siempre resaltan los vacíos y los cambios a la versión original nunca terminan de convencer. Además, son aburridas de tanto haberlas oído en su momento.
Qué diferente es cuando Clayderman interpreta la Sonata Húngara o Für Elise, pero en esta última falló agregando el sintetizador, pues esta pieza de Beethoven es perfecta tal como la dejó el Maestro. El mismo caso es con Claro de Luna, aunque el piano resalta mejor en esta interpretación, pero la desmerecen los arreglos, los acompañamientos y el final. Siempre resultará dificil igualar la obra Beethoviana.
Mientras que Mariage D'amour y A Comme de Amour sí resultan más atractivas y nos llenan de principio a fin. Aline es una de esas joyas donde le pegó al clavo, qué soberbio. Y en Eleana, Clayderman nos revela su lado más apasionado, después de todo no era un Rubinstein, pero tampoco llega a un Lang Lang.
Gran intérprete, sin duda, aunque no se sabe mucho de él en la actualidad. Conocía como llegar a los sentimientos más humanos sin necesidad de hacer música celeste. Ojalá aparezca otro virtuoso que nos acompañe en estos tiempos de cólera
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