Esta es la clase de películas que necesitamos en el cine, pero que rara vez podemos ver, ya sea porque la estrenan pocos días, ya sea por los horarios inaccesibles para un público variado. Primero lo primero. Si has vivido un divorcio de tus padres y/o sufriste de depresión, entenderás por experiencia propia y podría conmoverte esta película. Pero si no lo has vivido, estarías menos suceptible y más atento al desarrollo técnico (o aburrirte). De arranque debemos reconocer que hay dos puntos muy flacos: 1) el desarrollo del hijo (Nicholas) es pobre, cuando el argumento ameritaba el máximo esfuerzo para este personaje; 2) la representación de Nicholas no me gustó, porque el actor, según creo, tuvo que caracterizarlo de forma tan forzada que no es creíble, no solo eso, se ve simplista. Con la cabeza fría podemos reflexionar en los errores, como el de la dirección, porque es por culpa de este gran detalle, que la película se alarga con apatía, los personajes no pueden expresarse con más ...