No te vayas, papá
Padre, los días se van corriendo y tus años llegan a su final. Quisiera decirte: ¡no te vayas papá! , pero el tiempo vuela y te marcharás. Nos quedaremos en esta vida sin tu protectora presencia; y aunque no estoy listo para tu partida, tú sí lo estás. La Cruz de Motupe te guiará en el tránsito, hasta que el apóstol San Pedro, con un dichoso abrazo, te recibirá al final del camino.