Odisea Virtual

Puente Bolognesi, puente de mis suspiros, anoche acaricié tus piedras cuando la corriente crecía. El aire refrescó mis manos, el cielo permaneció despejado, la luna mostró medio rostro, pero las estrellas se ocultaron.

Ya tenemos todo un conjunto de opiniones de expertos y artículos referentes al tema en internet y hasta en los medios tradicionales, pero de lo que aquí trataré es de la impresión de un ciudadano cualquiera, como yo. Asumo que el lector tiene una idea de las criptomonedas, así que no será necesario detenerme en explicaciones básicas. Por lo que he visto, pues no soy usuario ni tenedor de bitcoin o de alguna otra criptomoneda o criptodivisa, no se le puede considerar una moneda porque prácticamente no sirve para realizar algún pago; pero sí se le puede considerar como una de las tantas alternativas de inversión.

Tristeza es vivir sin encontrar el motivo para hacerlo, después de haber buscado en vano tantos años la razón de la existencia. Descubrir solamente la indiferencia de una casualidad, como un lejano cielo que simplemente nos llena los días de calor o nos enfría con sus vientos. Al final estará el desconsuelo del vacío de una vida falsa que parecía cierta, o el dolor conciente de un camino recorrido inútilmente sabiendo que era nada.

Once y cuarenta y cinco de la noche. Durante el día había decidido recibir el año nuevo en la plaza de armas de la ciudad. Allí llegué con el tiempo justo para comprar un par de bombardas para lanzarlas a la medianoche, comenzando el año nuevo. Y así sucedió: desde una esquina despoblada de la plaza, realizamos dos emocionantes disparos que iluminaron el cielo, luego nos abrazamos deseándonos lo mejor para este nuevo año.